El feng shui es una técnica china milenaria que aporta beneficios a nuestra vida siempre que sus elementos se usen en su justa medida, ya que si nos excedemos, puede llegar a tener efectos contraproducentes en las emociones.
Origen del feng shui
El feng shui se utilizaba en la antigüedad para encontrar un lugar para ubicar las casas e incluso hasta las tumbas. El principal objetivo era que estuviera resguardadas de las tormentas, inundaciones o de cualquier otro mal que pudiera afectarlas, incluidas las olas de calor.
Con el paso de los años, los chinos comenzaron a incluir esta técnica para organizar tanto el interior como el exterior de sus hogares. En la actualidad el feng shui está de moda y seguramente lo hayas usado para decorar tu oficina o tu casa sin saber lo que puede aportarte a tu vida.
Los cinco elementos
Lo primero que hay que sabes es que según esta técnica, todas las personas estamos compuestas de cinco elementos: el fuego, el metal, la madera, la tierra y el agua. Cada uno de ellos tiene un especial significado y cada uno tiene que estar presente en nuestro entorno de una manera adecuada.
El metal
Este elemento tiene la capacidad de aumentar la concentración, la sagacidad mental y la independencia de las personas. Se puede integrar en el interior del hogar de una forma sencilla ya que puede estar presente en ciertos objetos de cemento o en losas. También se puede incluir en esculturas y cuadros. Hay que tener precaución de no colocarlo en exceso ya que puede llegar a desarrollar la alta de compromiso, de tozudez o de trabajo en equipo.
El fuego
Este elemento cuenta con la capacidad de impulsar ciertas cualidades en las personas como el liderazgo, así como de incentivar las relaciones emocionales de una manera sana. Se puede incluir de manera sutil en la iluminación de tu casa o con cuadros que muestre amaneceres por ejemplo, así como en accesorios de cueros o en tonos color naranja, rojos o rosados. Si se coloca en exceso podría llevar a conductas agresivas e impulsivas, así como a la impaciencia y a emociones frías.
La madera
Este elemento tiene la capacidad de promover la creatividad, la flexibilidad y la intuición. Se puede incluir en muebles, tapicerías, cuadros con paisajes, flores de interior o plantas y en tonos verdes o azules que se encuentran relacionados con la madera.
Se debe buscar el perfecto equilibrio ya que si su presencia es escasa, puede obstaculizarse el flujo de la creatividad así como las intuiciones, pero si está presente en demasiada cantidad, puede hacer que se sienta más fuerte el peso de las responsabilidades.
El agua
Este elemento aporta espiritualidad, relajación e inspiración. Se puede incluir en fuentes con aguas, en espejos, en cristales o en cuadros que lo representen. Eso sí, si se coloca en exceso pude llegar a reducir la productividad y provocar dispersión. Si hay escasez puede llegar a causar estrés, angustia e incluso competencia entre los habitantes de la casa.
La tierra
Este elemento tiene la habilidad de aumentar el orden, la sensualidad, la fuerza física y la estabilidad. Resulta muy fácil de incluir ya que se encuentra en ladrillos, tejas, en objetos de arcillas, en las formas cuadradas o rectangulares y en los tones amarillos, marrones y ocres.
Debe introducirse con precaución puesto que una presencia exagerada puede llegar a generar una atmósfera conservadora o retraída. Su ausencia así mismo puede aumentar el caos y la inseguridad.