Si has tomado la decisión de cambiar el estilo de tu alimentación, es probable que te hayas encontrado con una gran cantidad de información sobre diferentes dietas, y entre tantas opciones va a aparecer la dieta de la zona, una propuesta que tiene muchos adeptos a pesar de lo restrictiva que es y de que no cuenta con las bases científicas necesarias como para asegurar la mejora del estado de quienes la llevan a cabo.
¿Es equilibrada la dieta de la zona?
Su fórmula es 40/30/40, es decir, que cada comida que se ingiera a lo largo del día tiene que estar compuesta de un 40% de carbohidratos, un 30% de proteínas y un 30% de grasas.
Los especialistas siempre han explicado que el equilibrio se consigue con proporciones específicas que debían estar entre un 15 y un 20% de proteínas, un 29 – 25% de grasas y un 50 -60% de carbohidratos. Posteriormente esta idea fue refutada concluyendo que esta repartición no era la correcta porque provocaba diferentes patologías. Así se propuso 40/30/30 como el porcentaje ideal. De esta manera se logra conquistar la «zona», el estado máximo de aceleración del metabolismo donde la insulina se encontrará en equilibrio y en sus niveles regulares.
El objetivo principal de esta dieta es fraccionar los nutrientes, puesto que los carbohidratos en exceso pueden llegar a elevar la concentración en sangre de insulina, por lo que se pueden padecer muchos trastornos como cansancio, sobrepeso, convulsiones, daños cerebrales o dificultades respiratorias.
Además de mantener esta constante, no de deben dejar pasar más de cinco horas entre las comidas para que los hidratos que se consuman sean de índice glucémico bajo. Así se limita el consumo de carbohidratos y se beneficia la reducción de insulina lo que genera que el organismo use la grasa como fuente de energía, se pierda peso y se tenga mayor sensación de saciedad.
Consejos básicos
Si quieres que esta dieta funcione hay que tener en cuenta algunos consejos fundamentales como por ejemplo no dejar nunca de desayunar y nunca dejando pasar más de una hora para ello después de levantarse. Cada cinco horas se debe hacer una comida aunque no se tenga hambre.
Es necesario ingerir grasas monoinsaturadas que tengan Omega 3 como aguacates, aceite de oliva o frutos secos, e ingerir carbohidratos que tengan niveles bajos de azúcar como frutas y verduras. No hay que olvidar las proteínas en ninguna de las comidas ya que de ello depende el equilibrio de los niveles en sangre de azúcar.
Reacciones adversas
Pero esta dieta también tiene detractores que aseguran que esta dieta es hipocalórica, hiperproteica y que no tiene las suficientes bases científicas como para asegurar el correcto estado mental y físico de quienes la practican.
Además esta dieta «prohibe» los hidratos derivados de las harinas y para tener un mejor estilo de vida y bajar de peso, no hay que dejar de ingerir ningún alimento, bastando con incluirlos en cantidades razonables.