La paleodieta nació hace veinticinco años en Estados Unidos como una manera de alimentación que se basa en lo que se piensa que comían los antepasados en el paleolítico, antes de que la agricultura y la ganadería se desarrollasen. Pero ¿sabes si esta dieta es efectiva y sobre todo saludable? Vamos a intentar despejarte las dudas.
¿Cuáles son los principios de la paleodieta?
Esta dieta es un estilo de vida que va predicando la necesidad de aprender cómo se alimentaban nuestros antepasados, entendiendo con ello cómo van respondiendo nuestros genes realmente a los estímulos que se les va proporcionando por medio de la comida, de la actividad física que se realice y del estilo de vida en general que se lleve. El concepto en sí mismo engloba una conducta que se basa en la idea de comportarse como se haría si se viviera a la intemperie, sin electricidad, sin tecnología y sin horarios artificiales.
Los alimentos y el estilo de vida de la dieta paleolítica
Con esta dieta es sencillo comprender que nos iríamos despertando y durmiendo dependiendo siempre de las horas de sol. Se consumiría pescado, carne, huevos, verduras, marisco, frutas, hortalizas, frutos secos y miel en contadas ocasiones. Los granos, las legumbres, los productos lácteos, la sal, el alcohol, los azúcares refinados y los aceites procesados quedarían excluidos de esta dieta.
Durante el verano engordaríamos y durante los inviernos adelgazaríamos. Se haría una o dos comidas cada día y la actividad física consistiría en una combinación de ejercicios lentos pero continuos que se deberían intercalar con momentos de mayor exigencia pero más breves. El día a día, por supuesto, iría variando dependiendo de la época del año en la que nos encontráramos.
Las personas que siguen este estilo de vida han afirmado que tras ponerla en práctica se gana vitalidad, se pierde peso y se evitan algunas de las enfermedades más comunes. Insisten también en que el tránsito intestinal se regula, se disminuye la fatiga crónica, se mejora el ánimo, mejora la energía y se resuelven diferentes problemas de piel.
Pero lo cierto es que según varios profesionales en salud aseguran que esta dieta es hiperproteíca, restrictiva, desequilibrada y por consiguiente perjudicial para la salud, entre otras cosas porque la carne que hoy en día se consume no es biológica y en numerosas ocasiones se encuentra hormonada e incluso tratada con diferentes antibióticos. Todo ello unido a la alimentación de los animales, no se puede comparar en ningún caso a la carne que se consumía durante el paleolítico, por lo que los resultados no serían los mismos.
Por otra parte un abuso de proteínas consumidas durante mucho tiempo pueden llegar a causar daños en los riñones, en el hígado e incluso favorecer la aparición de cáncer, siendo necesario por tanto que su consumo vaya acompañado siempre de algún complemento que ayude a depurar el organismo como por ejemplo los de alcachofa y que ayudarán a reducir los efectos negativos de dicho abuso.