Determinadas leyes amorosas solían funcionar
Si bien muchas veces es inconsciente, solemos sostener nuestras relaciones de pareja sobre estructuras antiquísimas. Ya sea porque fueron heredadas a través de generaciones o porque se supone que funcionan, nos sentimos en la obligación de respetarlas contra viento y marea, y eso no solo estructura la relación, sino que la condena a mantenerse en un marco de poca libertad, y en este aspecto, las mujeres suelen ser más tradicionalistas. Es tiempo de renovar las viejas ideas y ponerle un poco de acción a tu relación. En esta nota, las primeras 5 costumbres y el cómo y por qué es mejor erradicarlas.
No deberías nunca subrayarle sus defectos: Para empezar, diferenciemos los tantos: Una cosa es que le encuentres un granito y acto seguido le coloques astringente para ayudar a que se vaya, y otra muy distinta es bancarse como una verdadera dama todos sus defectos. Si por ejemplo no te gusta ni un poquito su risa de hiena o te parece que está echando una panza demasiado prominente, no es justo (ni conveniente) que mantengas tu boca cerrada. Si no liberas lo que te molesta, esa mala onda contenida terminará destilándose de modos insospechadamente agresivos en áreas mucho más sensibles, como por ejemplo, la cama. Y encima, terminarás siendo la bruja. Por eso es mejor decir las cosas que no nos gustan con delicadeza y tantear en que medida tu pareja las puede modificar. Sana y sabia decisión.
Mirar a otros hombres es un sacrilegio: Es la típica Ley de Murphy: basta que te pongas en pareja y jures con todos tus dedos que no vas a mirar a nadie mas que a tu Romeo para que los tipos lindos caigan del cielo. No te reprimas: si ponerte de novia significa coserte los ojos, tu relación de pareja se transformara en una sentencia a prisión. Si tienes novio, está bien, pero eso no quiere decir que estés ciega. Y aclaramos: ¡Ojo! Una cosa es mirar y otra muy distinta es echar mano de los hombres que se te crucen. Así que resumiendo: Mirar está absolutamente permitido, pero lo otro no es recomendable si tu intención es mantener una buena relación con tu pareja.
Debes reírte de todas sus bromas tontas: Soltar una carcajada ante cada uno de sus intentos de divertirte no ayudará a que la relación siga su marcha. Si todos sus chistes te parecen estúpidos, entonces tendrás que replantearte la relación: cuando no hay un sentido del humor compartido, es difícil que las cosas funcionen en el mediano y largo plazo. Ahora, si te sientes en la obligación de festejarle cada una de sus gracias, te recomendamos bajar un poco el tono. Así como los escotes falsos saltan a la vista, las risas falsas también se notan con facilidad. Y es no es conveniente, pues los hombres quieren a su lado a una mujer y no a un grabador con risas.
No trates de ganar una apuesta, un juego o hacerles jaque mate: El hombre promedio se toma los juegos de competencia como si Allis e definiera la vida misma. Según varios estudios que tratan la psicología masculina, los hombres desarrollan una “empatía” por la acción, lo que significa que consideran las emociones y reacciones de los demás como una información útil para su próxima acción. Por el contrario, durante los juegos, las mujeres desarrollan una “empatía emocional”, en la que las observaciones son fines en sí mismos, alimentan el contacto, el víncluo, la conexión, el compartir, el cuidado y la educación. Esto no quiere decir que las mujeres no puedan ser competitivas, sino que es una cuestión biológica la que hace que los hombres sean más propicios a la batalla. Como son pareja, todos los amigos deben llegar de a pares: Cuando caes en la trampa de las salidas de a cuatro, quedan afuera todas tus amigas solteras, que generalmente quedan en el olvido cuando comenzamos una relación, y se trata justamente de aquellas que te aguantaban en los bajones y soportaban con la frente en alto todos tus arranques neuróticos. A lo que nos referimos en este punto es a que es un tremendo error olvidarse de las amigas solteras cuando una deja de serlo. Principalmente porque nunca sabes cuando volverás a necesitar el apoyo de tus amigas otra vez. Por eso, no dejes de lado a tus amigas solteras, inclúyelas en aquellas salidas en que tu chico pueda llevar a sus amigos solteros, y por supuesto, no olvides que cada tanto es bueno hacer una salida de chicas y dejar a tu amorcito que haga lo mismo con sus amigos. De esta manera, ninguno resignará sus amistades sino que por el contrario, podrá seguir cultivándolas.
Debes ser buenita tanto con la bruja de su madre como con sus amigos cavernícolas: Se supone que, cuando verdaderamente te gusta un chico, quieres ganártelo como sea… y para eso tienes que conquistar a todo su círculo más cercano. Está muy bien que quieras caer simpática, principalmente con aquella mujer que podría convertirse en tu suegra, pues su aceptación es uno de los veredictos más importantes para tu novio. Pero eso no significa que te comas silenciosamente todos los dardos que pueda llegar a tirarte. Si la madre de tu chico malvadamente puntualiza lo adorable, linda y simpática que era la ex de tu novio, no te muerdas la lengua. Nada mejor que preguntarle, con tu cara más amable y relajada “¿Y por qué me lo cuenta a mí?”. Por otro lado, es importante ser piola y agradable con sus amigos, pero sin llevar la tolerancia propia hasta grados insospechados. Si uno de sus amigos te mira con ojos libidinosos, o te toma como punto para todos sus chistes, no dudes en hacerle frente con tu mejor cara de “¿Te pasa algo?”. Es el quién deberá sentirse incómodo y no vos. No te pierdas en la próxima entrega otras 4 costumbres que es mejor olvidar. Al fin y al cabo, una pareja debe ser una fuente de placer y no una cuestión que sume más estrés a la complicada vida moderna.