Si has decidido irte a vivir con tu pareja o estás pensando en esa posibilidad, hay unas cuantas cosas que debes tener en cuenta para que vuestra convivencia sea un éxito. Aquí tienes algunos consejos que pueden servirte de guía. Por fin habéis dado el paso y tomado la decisión de iros a vivir juntos o juntas. ! Enhorabuena ¡La vida en pareja es una parte vital de nuestra experiencia adulta que puede resultar muy gratificante y enriquecedora, sin embargo, hay unas cuantas cosas que deberías tener en cuenta para que a la hora de la verdad no haya sorpresas desagradables.
La convivencia es complicada
No es sólo una frase hecha, es una verdad como un templo. Es importante que antes de iniciar la convivencia con tu pareja seas consciente de ello. Si tus expectativas son razonables y realistas será más complicado que sufras decepciones. No idealices a tu pareja. Ten en cuenta que nadie es tu perfecto, ni siquiera el amor de tu vida. Parece una obviedad, pero es algo que a menudo tendemos a olvidar. No se nos ocurre pensar que el objeto de nuestro amor pueda tener manías o costumbres desagradables.
No es lo mismo el noviazgo que la convivencia
Mantener una relación sentimental cuando los dos miembros de la pareja viven cada uno en su propio hogar es relativamente sencillo. Las peleas se viven por separado, las reconciliaciones son maravillosas. Por otra parte, es mucho más fácil evitar la rutina y mantener la chispa y la ilusión por el otro, y por supuesto no hay que compartir gastos, tareas domésticas ni espacios comunes, aspectos problemáticos lo que suelen acarrear no pocas discusiones.
Money, money
Pasar de tener cada uno su propia economía a compartir gastos puede ser fuente de conflictos si no se maneja el tema con cierta delicadeza y mano izquierda. Es importante dejar claras las cosas dese el principio para que no haya malos entendidos, tener una conversación sobre la forma en la que vais a repartir los gastos domésticos, la aportación que hará cada una de las partes y si tendréis o no una cuenta corriente común. No es muy romántico, cierto, pero es necesario.
Respetar el espacio
Compartir espacios comunes como la cocina, el salón, el dormitorio y especialmente el cuarto de baño puede crear tensiones. Para que esos desencuentros sin importancia no acaben minando la relación, nada mejor que guardar unas mínimas normas de respeto y apelar al sentido común. Habrá pequeñas cosas del otro que nos sacarán de quicio: la ropa sucia tirada en el suelo, el tubo de la pasta de dientes abierto, el programa de televisión que no soportamos, etc. Es inevitable. Si dejamos que estas trivialidades de la vida diaria se conviertan en discusiones continuas, la relación estará abocada al fracaso irremediablemente. Comunícate con tu pareja, hazle saber lo que te molesta, siempre con buenas formas y sin gritos, y acepta también las críticas o sugerencias que te haga. La convivencia en pareja se basa en buena parte en el arte de la negociación, hay que ceder un poco, ser tolerante y sobre todo, respetuoso.
Tareas domésticas, el eterno caballo de batalla
Por norma general, a nadie le entusiasma planchar, poner lavadoras y barrera, pero son tareas indispensables y que hay que realizar con mucha frecuencia. Procura que los quehaceres del hogar no sean un tira y afloja de reproches y acusaciones sobre quién trabaja más horas fuera de casa y quién ha fregado los platos más veces en la última semana. Un reparto equitativo y justo es la mejor solución. Naturalmente, hay que cumplirlo, de lo contrario no sirve absolutamente de nada.
Resumiendo, vivir en pareja es una experiencia que puede ser muy interesante y satisfactoria, no permitas que las tensiones y los pequeños roces del día a día den al traste con vuestra relación. Suerte y ánimo.