Cuando una relación se termina parece que el mundo se acaba, pero después de muchos llantos, desilusiones y promesas rotas, lo más importante es volver a empezar y una nueva oportunidad pronto llamará a nuestra puerta.
Etapas de una ruptura
Después de haber decidido poner punto y final a una relación, suceden diversas etapas. La primera de ella es la negación. Durante esta etapa la persona a quien su pareja ha dejado de amar, se convierte en su detective privado particular que va vigilando a su ex por su círculo de amistades, por las redes sociales, en su entorno o en su trabajo para descubrir con quien anda o intentar averiguar cual es el motivo por el que decidió poner fin a la relación.
Durante esta etapa muchas personas pierden peso e incluso pueden caer en estados depresivos. Es muy normal que se produzca este desgaste físico por el duelo que ha provocado la pérdida de la personas amada. Esta etapa sigue hasta que la persona por fin se rinde y consigue aceptar que la relación ha terminado.
La recuperación es la segunda etapa. Una vez se ha aceptado la etapa anterior, comienza la recuperación que es cuando la persona comienza a ganar su peso de nuevo, come y duerme mejor y sus emociones se van estabilizando lentamente, aunque el recuerdo de esa persona sea algo que duele mucho aún. Durante estos momentos se reflexionan y analizan los momentos buenos y los malos de la relación y se busca consuelo en terapias para poder encontrar una enseñanza positiva de lo que se ha sufrido. Es muy normal que durante esta etapa la persona que ha sido abandonada se culpe de lo ocurrido o al contrario, que piense que toda la culpa ha sido completamente del otro
Por ultimo llega la etapa de la aceptación en la que la persona se va mejorando emocionalmente y comienza a frecuentar su grupo de amigos y a concentrase en sus proyectos de trabajo o de estudio y a un nivel inconsciente, piensa mucho menos en su pareja.
Dolor emocional
Esta sensación suelen experimentarla las personas que han sufrido una ruptura amorosa. Se trata de un dolor que resulta más difícil de enfrentarse a él que un dolor físico, que causa heridas que hacen daño a la mente, al espíritu y a las emociones No sólo hace daño a la persona abandonada sino también al entorno que no sabe muy bien que hacer para poder aliviar ese dolor.
Según este dolor emocional se va apoderando de la persona, la enfermedad emocional va avanzando y puede llegar a afectar a la mente y al organismo y manifestarse de diferentes formas. Estas personas intentan escapar del dolor de diferentes formas como por ejemplo con la represión, donde el inconsciente hace que se olviden los pensamientos de dolor, reprimiéndolos e impidiendo que se exterioricen. Proyección: el suceso en cuestión se proyecta hacia otras personas cercanas para poder sentir que es un dolor ajeno en vez de propio. Negación: la persona hace como si el dolor no existiera. Regresión: La persona que está sufriendo intenta refugiarse en los recuerdos de su infancia y en ocasiones llega a actuar como un niño pequeño. Aislamiento: se aísla de los demás y de todo su entorno. Racionalización: la persona intenta razonar sobre aquello que le causa dolor y piensa que nada puede consolarla.