La timidez en los niños es algo a lo que hasta hace unos años no se le daba la importancia que el asunto requiere. Se veía algo normal, como un rasgo del carácter contra lo cual nada podía hacerse. Sin embargo, hoy en día todo el mundo sabe que la timidez dificulta al niño su pleno desarrollo personal, ya que le impide unas relaciones normales con los demás, algo imprescindible para conseguir una madurez plena.
Los niños tímidos son aquéllos cuya conducta se caracteriza por su tendencia a evitar el contacto social con otras personas. Por lo general no preguntan en clase ni participan en las actividades que se hagan y muchas veces dan muestras de inseguridad o de aislamiento. Frecuentemente, el solo hecho de pensar que tienen que realizar alguna actividad delante de los demás les llena de ansiedad. Todo esto puede llegar a manifestarse con expresiones externas como temblores, tartamudeo, rubor, etc.
Es muy importante detectar lo antes posible que un niño es tímido, para así poder poner en sus manos las herramientas que le ayuden a combatir este hecho que, no tan sólo perjudica su desarrollo sino que, al mismo tiempo, genera en el pequeño sufrimientos y un desequilibrio emocional.
Estudios realizados para buscar el motivo por el cual un niño es tímido, demuestran que una parte se debe a cuestiones genéticas. Es decir, que la timidez es hereditaria. Pero también puede venir provocada por otras causas, como que los vínculos afectivos con los padres no sean lo fuertes que debiera ser, lo cual crea en el niño inseguridad. Por ello es tan importante ofrecer al niño una seguridad afectiva, ya que el niño que se siente protegido por sus padres es, por regla general, un niño más seguro de sí mismo.
Es muy importante que no forcemos nunca al niño a hacer algo que no quiere hacer delante de la gente, y, sobre todo, que no le ridiculicemos. Hemos de intentar motivarlo, pero de tal manera que el niño vea que entendemos su problema. Problema que debemos tratar de manera natural, sin que le pueda dar la impresión de que representa una carga para nosotros.
Si creemos que es conveniente, nunca estará de más buscar ayuda profesional, porque, aunque el niño tímido seguramente va a serlo toda la vida, lo que sí se puede conseguir es una normalidad en sus relaciones con los demás.