En muchas ocasiones con ingredientes de lo más sencillos, de aquellos que siempre se tienen en la despensa, pueden preparase unos estupendos platos. Para realizar la siguiente receta tan solo necesitamos patatas, queso, bacon y huevos.
Ingredientes para cuatro personas:
- Cuatro patatas grandes
- Cuatro huevos
- Cuatro lonchas de bacon
- 150 gramos de queso tipo cheddar o cualquier otro que se funda bien
- Pimienta negra molida y sal
- Perejil fresco
Preparación
Se deben elegir unas patatas que tengan una forma regular y de buen tamaño. Se lavan bajo el grifo y se ponen a cocer una media hora aproximadamente dependiendo del tamaño. Para comprobar que están bien cocidas se pinchan con un tenedor y si entra con facilidad es que están listas. Como alternativa se pueden asar las patatas en el horno también. En este caso se deben envolver por separado con un poco de papel de aluminio y se hornean durante una hora a 200 grados centígrados. Para comprobar si están echas, se actuará de la misma manera que en el caso anterior, es decir, pinchándolas con un tenedor.
Cuando ya estén cocidas se dejan enfriar antes de empezar a rellenarlas ya que si lo hacemos en caliente se corre el riesgo de que se desprenda la piel exterior. Una vez estén frías se corta una tapa superior en cada una de la patatas y se salpimentan por dentro.
Se corta el bacon en tiras finas y se dora en la sartén. No hace falta que se añade ningún tipo de grasa ya que la de la misma carne serán suficiente. Se retira y se reserva.
Se coloca una primera capa de queso rallado o cortado en dados finamente y a continuación una de bacon, para terminar con otra de queso. Es fundamental dejar espacio suficiente para el huevo que incluiremos después, por eso no hay que rellenar hasta arriba las patatas.
Se colocan en una bandeja que sea apta para el horno y cuando esté caliente a 180 grados centígrados se hornea durante quince minutos o hasta que el queso se haya derretido. Se retiran las patatas y se añade el huevo en cada una de ellas, con cuidado de que la yema no se rompa. Se devuelve la bandeja al horno y se continúa cocinando hasta que la clara del huevo esté cuajada pero la yema líquida aún.
Cuando estén en su punto se retiran del horno y se sirven todavía calientes y espolvoreadas con un poco de perejil picado. Es importante que las patatas se sirvan al momento ya que si dejamos que se enfríen la yema se irá cuajando y se perdería parte de la gracia de este plato.
Como podrás comprobar y una manera sencilla y sin ningún tipo de complicación se puede disfrutar de un plato básico pero muy sabroso sin necesidad de más acompañamiento que una ensalada ligera de tomate bien fresco por ejemplo.