Ya están nuestros mercados llenos de este excepcional producto, las alcachofas, con el que se pueden elaborar un gran número de recetas y servir como acompañantes de muchos platos. La que sigue es una receta sencilla pero muy sabrosa, a la que el jengibre le da un toque muy especial. Ingredientes para 4 personas: 8 alcachofas, 4 dientes de ajo, 1 trocito de raíz de jengibre fresca, perejil fresco, pimienta negra, aceite de oliva y sal.
El jengibre deberá ser un trozo más o menos de un tamaño algo mayor que una castaña.
Corta los tallos de las alcachofas y aplástalas un poco de las puntas para poder luego rellenarlas.
Una una fuente que pueda ir al horno con aceite de oliva y pon en ella las alcachofas de pie, con la parte en que has cortado el tallo abajo.
Echa en un mortero los dientes de ajo pelados y troceados, así como una pizca de pimienta negra, un puñado de perejil y sal. Pela el jengibre y rállalo, y añádelo también al mortero. Machaca todo hasta obtener una pasta fina.
Añade a dicha pasta aceite de oliva hasta que tenga la consistencia que te guste, y pon dos cucharadas de la mezcla dentro de cada alcachofa.
Precalienta el horno durante 10 minutos a 220º. Pasado este tiempo. rocía las alcachofas con aceite de oliva e introduce la fuente dentro del horno, bajándolo a 200º. Deja hornear hasta que las alcachofas estén muy tiernas por dentro, que será alrededor de los 35 minutos. No te preocupes al ver que las hojas de fuera quedan negras, por dentro queda muy jugoso.