Si bien son incontables las ventajas de compartir la vida con otra persona, muchas relaciones no sobreviven a las crisis que las ponen a prueba, pues a veces los problemas provocan una continua erosión del amor y la pasión, y pueden hacer a la pareja caer en una vertiginosa pendiente que las llevará directamente a la ruptura. Pero no todo está perdido, hay algunas cuestiones a tener en cuenta antes de caer en un ataque de ira… lo cual no será nada beneficioso para ti ni para tu pareja. Aquí te pasaremos algunos de los puntos que tienen en común las parejas que consiguen vivir felices durante muchos años, incluso toda una vida:
- Toda relación puede mejorar: No tiene ningún sentido condenar una relación a ser lo que siempre ha sido. Repetir las actitudes erróneas del pasado es dejar que la relación se pierda. Las parejas deben dejar atrás las ideas preconcebidas de lo que es posible y no, o de cómo es cada uno de los integrantes. Darse la oportunidad de cambiar cada día lo que les es insatisfactorio, en vez de seguir igual para siempre es una actitud acertada para hacer que una pareja crezca y progrese como tal.
- Evitar la competencia: Algunas personas encuentran en su pareja a un “rival” y sienten envidia de su éxito, ya sea social o laboral, y esto se debe a que lo interpretan como un fracaso personal o un riesgo para la continuidad de la relación. Mucho mejor, antes que caer en esta situación, es alegrarse por el bienestar y los logros del ser amado, y al tiempo tomarlo como un ejemplo para crecer y aprender de las cosas que el otro hace bien y quizá uno no tanto.
- No hay que quedarse con las intenciones: “Voy a ser más atenta con él y así demostrarle mi amor”, “La próxima vez no me dará un ataque de celos”. Tener buenas intenciones no basta para cambiar los hábitos que perjudican la relación amorosa. Siempre hay que pensar de manera más positiva, y a la vez debemos cambiar ciertas actitudes, que sabemos que son erróneas, para obtener mejores resultados.
- Las virtudes deben pesar más que los defectos: Haciendo un repaso de la relación de la pareja, no sólo se encuetran quejas, resignaciones, sino también muchos buenos momentos y cosas que funcionan bien entre ambos integrantes (pues por algún motivo han llegado a formar una pareja, ¿Verdad?), y el secreto es inclinar la balanza hacia el lado del bienestar compartido. Cierto es que a veces nos cegamos sólo con los detalles que nos hacen desquiciarnos, en vez de valorar todo lo positivo que nos aporta nuestra pareja. Un buen secreto es hacerse más elogios y reducir los reproches.
- Reglas de oro: Cuando surge un problema, algunas personas lo enfrentan en el momento (lo cual suele ser la mejor opción), otras hacen comentarios indirectos fuera de contexto (lo cual no hace mas que generar tensión extra), otras intentan evadir el problema como si no existiera (lo cual no es para nada beneficioso, pues en algún momento la bomba estallará y bastante más cargada), o cada uno de los miembros de la pareja tiene una manera diferente de afrontar las dificultades (lo cual si no se llega a un acuerdo puede también agregar cierta tensión o discordia en la pareja). Es indispensable dialogar y decidir juntos la mejor forma de resolver esos momentos de tensión. Tener en la pareja alguna regla pautada para resolver problemas será de mucha ayuda para que ninguno se guarde rencores para futuros problemas.
- Compartir las tareas de la casa: Todos lo sabemos, no son para nada agradables ni divertidas, nadie las disfruta demasiado, pero las actividades del hogar deben hacerse nos guste o no: hacer las compras, lavar platos, la ropa o planchar. Está comprobado que las relaciones de pareja funcionan mucho mejor cuando los dos integrantes de la misma reconocen esta sencilla realidad y la comparten.
Y para terminar con la nota, si buscamos una conclusión general de cada uno de éstos tips, siempre apuntan a ser positivos, a valorar lo bueno que tenemos y desechar lo malo, a amar a nuestra pareja tanto en palabras como en acciones.
El verdadero amor es el mejor motor para mantener viva a una pareja, pues él mismo se encargará de convertir éstas palabras escritas en acciones reales, y no habrá más esfuerzo que la reflexión en el comportamiento propio y el hecho de dialogar y negociar con nuestro par.