La forma en que se cocinan las verduras resulta tan importante o más como el acto de comerlas. Según el tipo de cocinado, el recipiente que se use, los condimentos utilizados, el aceite, etc. se puede preparar un plato apenas nutritivo o un plato rico en minerales, vitaminas y que conserve todo su sabor. A continuación te vamos a dar algunas claves para poder sacar el máximo potencial a este tipo de alimentos, solamente siguiendo unos pasos muy sencillos.
El aceite utilizado
Lo primero es elegir un aceite vegetal que sea de calidad y que permita cocinar a temperaturas elevadas, ya que la mayor parte de ellos consiguen perder sus propiedades e incluso en algunos casos, se vuelven tóxicos. En primer lugar el más adecuado es el aceite de coco y después el aceite de oliva.
Los dos aceites tienen que ser de primera presión en frío y mucho mejor si son ecológicos. Otro tipo de aceites como el de sésamo o el de girasol, que también resultan muy saludables, no admiten calor, por lo que se deben reservar para aliñar un plato que ya esté cocinado.
¿Qué recipiente debe usarse?
Mediante estudios realizados se ha podido demostrar que muchos utensilios de cocina y recipientes pueden resultar a la larga tóxicos, ya que van desprendiendo sustancias que se van acumulando en el organismo en forma de toxinas que resultan muy complicadas de eliminar y pueden acabar provocando ciertas enfermedades.
Por eso se recomienda la utilización de cazuelas y sartenes de acero inoxidable, vidrio, hierro fundido, titanio o cerámica y evitar las de aluminio y sobre todo las de teflón, que pueden llegar a resultar cancerígenas a largo plazo según numerosos estudios.
Cocinar al vapor
Si se cocinan de esta manera las verduras se evitará que se pierdan las propiedades en el agua de cocción, además de mantenerse mejor las texturas y los colores. Es una forma muy ligera de cocinar, ya que se evita el uso excesivo de aceites.
Salteadas
Otra manera muy sana y rápida de cocinarlas es salteándolas en la sartén con un poco de aceite. Se puede utilizar una sartén tipo wok que conserva muy bien el calor y que cocina las verduras con todos su sabor dejándolas bien crujientes.
Cocinar a la brasa o al horno
Estas dos formas de cocinar son muy saludables igualmente y consiguen que las verduras conserven todas sus propiedades y su sabor. Además de esta manera tendrán un riquísimo sabor ahumado.
Maceradas
Hay algunas verduras que se podrían consumir crudas que que resultan muy duras como el brócoli o la col. Por eso una opción es macerarlas en una mezcla de vinagre, aceite, azúcar moreno, sal marina, especias y limón, para dejarlas reposar como mínimo durante dos horas hasta que se reblandezcan. De esta manera se pueden comer y digerir bastante mejor.
Fermentadas
También se pueden hacer hortalizas y verduras fermentadas para lograr mejorar la función intestinal. Para ello se debe poner la verdura elegida en conserva con sal y agua, y dejarla en un bote de cristas cerrado herméticamente al menos durante dos semanas. Después se puede ir consumiendo y conservándolo en la nevera.
Germinadas
Las semillas que tienen ciertas verduras como los puerros o el brócoli, pueden germinarse para consumirlas en ensaladas, como guarnición, en tortillas, sopas, etc. Para ello se deben colocar las semillas con humedad y a temperatura cálida, pero sin agua para evitar que se pudran, hasta que la raíz comience a brotar.
Los germinados son muy ricos en minerales y vitaminas, además de muy nutritivos y aportar al organismo mucha vitalidad. Además consiguen dar un toque muy original a los platos.