En cada etapa de la vida, la mujer va evolucionando y, de la mano de esa evolución, deben venir aparejados ciertos cambios de estilo, pues todas sabemos que no es el mismo tipo de ropa el que usamos a los 20, a los 30 o a los 40, independientemente de los mandatos de la moda.
Cada mujer debe saber vestirse de manera acorde a su edad, pues no queda bien una chica de 20 vestida como una de 40 y mucho menos al revés.
Una verdadera mujer debe encontrar su estilo dentro de las prendas destinadas a mujeres de su edad. Por ende, si es éste el cambio que buscas, o simplemente de un cambio de look se trata tu problema, esta nota es para ti
Aquí te daremos los pasos previos a tomar en casa antes de salir de compras para equipar tu closet con las prendas de tu nuevo estilo Definción: Ya nuestras abuelas o tías nos decían de pequeñas “Dime con quien andas y te diré quién eres”. En ocasiones este refrán era la pura verdad, pero en lo que a imagen se refiere no podemos decir lo mismo. Para lograr un estilo completamente personal debemos tener en cuenta que, cuerpo, personalidad e imagen deben ir siempre de la mano. Hay que mantener el sentido común y la coherencia a la hora de definir el estilo personal, pues si lo que estás intentando es salir del famoso cliché al que solemos recurrir las mujeres de “No tengo nada que ponerme”, debes empezar a preguntarte quien eres tú en realidad, cuál es tu verdadera edad, cuál es tu profesión, dónde vives y que es lo que te gusta hacer en tu tiempo libre… Y las respuestas (sinceras) a estas preguntas te orientarán hacia la verdad de qué es lo que realmente necesitas en tu guardarropa. Es una regla fundamental entonces, para encontrar tu verdadero estilo debes definir tu forma de vivir y tu biotipo.
Idenficación: A la hora de vestirnos, la creatividad necesita estímulos, y en este caso nos referimos a los de orden visual. Debes salir a mirar vidrieras, ver revistas y hasta incluso navegar por Internet. Debes dejar que tu ojo divague las distintas propuestas que se le ofrecen sin prejuicios. Una idea práctica es armar un afiche con las ideas, figuras e imágenes que te resulten atractivas. Una vez hecho esto, y pasado cierto tiempo de observación del mismo, podrás decodificar lo que has plasmado en el afiche, te darás cuenta si tu estilo apunta a un look más romántico o a un look más minimalista, más vanguardista o más transgresor, y esto te resultará de mucha ayuda a la hora de salir a comprar, pues podrás identificar mas rápidamente cuales son las prendas que quieres para ti.
Depurar: Un vestidor atiborrado y desordenado es una incitación a la desesperación, pues la desprolijidad lo único que hará es confundirte más a la hora de vestirte… Y en éstas condiciones terminarás utilizando siempre lo mismo, recurrirás siempre a lo seguro, pero sólo por el hecho que en medio de semejante desorden no sabrás realmente lo que tienes para ponerte. Tómate un día libre y dedícate a hacer una limpieza y orden a fondo de tu vestidor… Eso sí… sin testigos. No debes permitir que nadie decida por ti misma. Ordena, selecciona, regala, o deshazte de esas cosas que no usas. No dejes que te invada la angustia por deshacerte de ninguna prenda que no usas, deja las emociones para cosas más importantes, al fin y al cabo es simplemente ropa. Todo aquello que lleve más de 1 año sin uso (o peor aún, sin estrenarse) es producto de una equivocación. Recuerda que estar bien vestida con pocas cosas es una de las grandes virtudes personales.
Adicionar: Ahora si llegó el momento que a todas más nos gusta, la recompensa y en definitva el objetivo a cumplir: agregar las cosas que necesitas en tu guardarropas, sí, de eso estamos hablando: Salir de compras! Aquí te pasaremos algunos básicos que no pueden faltarte, pues siempre están vigentes y son fácilmente combinables. Un vestido negro básico, un traje completo con falda y pantalón, una camisa blanca, un suéter de cuello alto y otro de cuello en V o bote en tonos neutrales, un trench, un buen par de jeans, zapatos de taco alto, un buen par de botas (cómodas), un abrigo liviano. Debes reemplazar todo lo que se encuentre en mal estado y sumar accesorios. Aros, pañuelos, cinturones, bolsos… Y de ésta forma estará completo tu botiquín de primeros auxilios.
Amarse: Las mujeres pocas veces nos detenemos a pensar… y muchas veces ante un excelente par de zapatos caemos en la tentación de comprarlos inmediatamente y resultan ser bastante (por no decir del todo) incómodos, por ende nadie te verá espléndida con esos hermosos zapatos si el dolor que te provocan se te nota en la cara. La ropa es nuestra segunda piel, por eso debes procurar elegir siempre texturas y cortes que te sienten cómodos, y mejor aún si te resultan placenteros. Si te sientes bien contigo misma te verás mucho mejor aún a los ojos de los demás. La inversión vale la pena ¿Verdad?.
Racionalizar: Cuando estamos angustiadas y tristes no es el mejor momento para salir de compras, pues seguramente todo lo que adquieras en esas circunstancias resultará un error. El momento ideal para ir a comprar es cuando la mente y el corazón están en plena calma, o mejor aún si están llenos de felicidad. Debes hacer una lista con las prioridades de lo que necesitas, debes elegir un día de la semana en el que no tengas que andar a las corridas, y si aprovechas las liquidaciones (de manera correcta) mucho mejor aún… La elegancia se lleva mal con las cuentas en rojo.
Permitirse: El mejor consejo en lo que a estilo refiere, es permitirnos en alguna ocasión mostrarnos diferentes a lo que estamos todos los días, es decir, al menos una vez por temporada debemos salir vestidas de forma que no lo haríamos todos los días. En otras palabras sería meternos en otro cuerpo, otro rol de mujer. Por ejemplo: un pantalón de corte masculino, una camisa blanca de seda, stilettos rojos y labios al tono… Entre Katharine Hepbrum y Madonna… Excelente!
Valorizar: Un buen equipo debe mantener el equilibrio. La suma de las partes de igual valor mata al conjunto. Traducción: Si llevamos por ejemplo un bolso Louis Vuitton, el resto del equipo deberá ser más bien sobrio, apostando a un perfil bajo. Otro ejemplo, si llevamos un buen collar, la diferencia la marcará un buen vestido minimalista. La idea es conseguir el balance ideal entre lo sobrio y lo exuberante.
Saber elegir: Cada temporada tiene su tendencia y las ofertas parecen ser todas tentadoras. Las mujeres elegantes son aquellas que saben depurar la excentricidad de cada colección y elegir para sí mismas la parte del menú que más las favorece. El sentido común es clave a la hora de alejar lo que no nos sienta bien.
Evolucionar: Los años pasan y muchas mujeres se quedan con el mismo look que mejor les sentaba cuando tenían 20 años. Lo que nos funcionó de jóvenes es muy probable que no nos funcione cuando somos más grandes. Cada etapa de la vida tiene su encanto y la clave de la elegancia es saber explotarlo en el momento indicado. Siempre hay un hilo conductor que define el estilo de una mujer, y una mujer, al mismo tiempo tiene la posibilidad de acatar para sí misma diferentes opciones. Si el estilo “Folk” es el que has venido usando durante los últimos tiempos, preséntate un día con un simple vestido negro, aros de plata y unos súper tacones y recibirás unas cuantas miradas por no decir aplausos por parte de tu entorno. Así que esperamos hayas tomado nota e implementes estos consejos, pues haciendo las cosas pautada y correctamente te garantizará obtener los mejores resultados. No dejes que la impaciencia o la ansiedad por hacer todo de un día para el otro te maten, pues el esmero que le pongas se verá reflejado en tu nueva imagen.