Como la hipocondría es un trastorno que se encuentra frecuentemente asociado con la ansiedad, el principal síntoma de esta enfermedad es una preocupación sumamente exagerada por la salud, donde la persona enferma está meditando continuamente sobre los síntomas que presenta, ya sean imaginarios o reales.
¿El hipocondríaco se siente verdaderamente enfermo?
Una persona hipocondríaca puede llegar a percatarse de ciertos síntomas que en ocasiones normales pueden llegar a escaparse a cualquier otra persona. Puede llegar a describir su cuadro clínico de una manera tan detallada, que puede llegar a ser desconcertante incluso para los propios médicos, así como puede llegar a repetir en numerosas ocasiones cada uno de los síntomas físicos que siente. Es muy común que este tipo de personas lleguen a realizarse un estudio propio varias veces al día, como por ejemplo, tomarse el pulso, la temperatura corporal, la tensión arterial o incluso el número de sus respiraciones.
Cuando aparecen síntomas tan normales como una pequeña tos, un aumento del ritmo cardíaco, sudor o pequeñas heridas, provocadas por situaciones comunes, estas personas lo atribuyen a enfermedades más graves como un cáncer, problemas de corazón, de hígado, etc., lo que les hace estar visitando constantemente la consulta del doctor para intentar averiguar el origen de sus “males” y sobre todo para que les convenza que su salud es buena, aunque ni así lleguen a estar tranquilos.
Los síntomas más comunes de una persona hipocondríaca son dolores de cabeza, contracciones musculares, hormigueo, ardor, dolor estomacal o punzadas siendo lo más típico la sugestión que les hace alterar su estado de ánimo provocando una situación de fobia ante cualquier molestia.
Tratar a una persona hipocondríaca
Lo principal es que este grupo cada vez más extenso de personas, logren perder el miedo a la muerte y a la enfermedad, algo que se logrará con la asistencia a una terapia psicológica para intentar que desechen la angustia y el miedo que les acompaña diariamente y que no les deja vivir su vida tan plenamente como debieran.
En un primer lugar en este tipo de terapias, se les pedirá que no acudan más a la consulta del doctor ni a las urgencias del hospital y que por supuesto, no hablen de enfermedades ni de salud con las personas que les rodean. Para esto resulta por tanto imprescindible la ayuda de las personas que les rodean.
En este tipo de terapias también es muy importante trabajar en otro tipo de situaciones diferentes a las de la enfermedad y a la salud, para que la persona hipocondríaca pueda enfrentarse a distintos momentos que puedan aparecer en sus vidas, como un cambio de trabajo, una toma de decisiones importantes o una separación por ejemplo, para intentar evitar que en un futuro se puedan desencadenar algún otro ataque de angustia o de depresión que hagan que vuelvan a aparecer sus problemas de hipocondría.
También es normal que en algunos casos se necesite la ayuda de algunos psicofármacos, sobre todo al principio del tratamiento y siempre bajo supervisión médica aunque no siempre serán necesarios, pues en muchos casos el paciente puede mejorar considerablemente sin la ayuda de dichos medicamentos.