Aunque son pocos kilos puede que se te hayan hecho muy resistentes frente al espejo y a la báscula. Con unos sencillos consejos conseguirás librarte de ellos sin apenas darte cuenta.
Comienza por pasarte a los zumos
¿Has visto esas botellas llenas de un líquido verde que suelen llevar las famosas? Pues dicho líquido es conocido como “cleansing” ya que está considerado con un lavado interior que ayuda a liberarse de las toxinas. Esta opción siempre debe estar supervisada por un doctor y debe durar entre uno y tres días solamente.
Lo bueno de solo tomar licuados es que el organismo absorbe más rápidamente los líquidos y no sufre de pesadas digestiones, depurándose mediante la ingesta de vegetales, frutas y hortalizas crudas consideradas como unos súper alimentos. Lo malo es que se llega a echar de menos el masticar y se acaba un poco harta de alimentarse solo a base de líquidos, por lo que se necesita una gran fuerza de voluntad
No hay que pasar hambre
Y es que pasar hambre llega a ser contraproducente. Lo más importante es comer muy bien y aportar al organismo los nutrientes esenciales en las cantidades adecuadas. Hay que comer entre cinco y seis veces al día cada dos horas y media. Esta es la manera perfecta de mantener los niveles de insulina en su sitio. Si no se ingiere nada durante toda la mañana, a la hora de comer se tendrá mucho hambre por lo que la respuesta de insulina será más potente y el cuerpo lo que hará es generar más grasa al pensar que necesita acumularla por si se vuelve a tardar mucho tiempo en comer.
Por otra parte si se come varias veces al día se activará la digestión obligando al cuerpo a ponerse a funcionar y quemar calorías.
Tampoco es necesario eternizarse comiendo ya que se acaba ingiriendo mucha más comida y bebida de la que se esperaba. Lo ideal es comer en treinta minutos aproximadamente y masticar bien los alimentos.
Come lo que te guste aunque ya se sabe que la comida favorita de todo el mundo suele ser la más calórica, pero en este caso a lo que nos referimos es a que llenes tu carro de la compra de las frutas que más te gusten o que cocines de la manera que más agradable te resulte evitando, eso sí, los fritos.
Bebe mucho agua ya que una buena hidratación del sistema digestivo previene el estreñimiento. Además orinar ayuda a eliminar la retención de líquidos y el exceso de azúcar en la sangre. Añade cualquier tipo de infusión en tu día a día igualmente.
No renuncies al primer plato de las comidas más importantes y a que además de reducirte el hambre, llegarás al segundo plato mucho más calmada. Intenta tomar mucha fruta pero fuera de las comidas principales ya que el organismo las metabolizará mucho mejor.
Olvídate de pesar los alimentos ya que resultará estresante, algo que no significa que pierdas de vista las cantidades que vas a poner en el plato. Una manera de controlarlo es distribuyendo la comida en el fondo del plato pero sin hacer “montañas” cuando te vayas a servir.