Cómo ponerse morena sin que la piel sufra

Ahora que llega el calor y la ropa ligera ocupa el armario y deja parte de nuestro cuerpo al descubierto, es cuando a muchas de nosotras nos entran las prisas por ponernos morenas cuanto antes, llegando a darnos baños exagerados de sol para intentar acelerar el proceso, pero con ello lo único que conseguiremos es dañar nuestra piel que además de resultar estéticamente fea, nos puede resultar a la larga peligrosa. Cómo ponerse morena sin que la piel sufra

Ponerse protector

Una media hora antes de exponernos al sol, debemos darnos un protector solar como mínimo de un factor 30, aplicándolo con generosidad e ir reponiéndolo cada 2 horas y siempre antes de bañarnos o de haber practicado algo de ejercicio.

Debemos evitar las horas del día centrales, es decir, entre las 12 y las 17 puesto que durante este período los rayos de sol son más oblicuos consiguiendo que la radiación ultravioleta e infrarroja sea mayor. En cualquier caso la exposición al sol siempre se debe realizar poco a poco y bien protegidas.

Fotoprotectores biológicos

Este tipo de cremas además de lograr bloquear los rayos del sol, ayudan a reparar el ADN que se encuentre dañado debido a la radiación ultravioleta que haya podido pasar a la piel. Para fabricar uno propio casero debemos aplicarnos una crema o un serum que contenga una concentración alta en vitamina C y encima de ellos un protector solar de factor 50. Los protectores en sí, llegan a reducir hasta un 50% los radicales libres que produce el sol, pero si los asociamos con la vitamina C en concentraciones altas, se pueden llegar a reducir hasta en un 90%.

Playa y piscina

Cualquiera que sea el sitio que vayas, no debes olvidarte llevar un sombrero, una sombrilla y unas gafas de cristales homologados que puedan filtrar los rayos UVB y UVA.

Debes secarte bien después de un baño ya que el “efecto lupa” que provocan las gotas del agua ocasionan quemaduras solares además de disminuir la eficacia de cualquier protector solar, incluso aunque éstos sean resistentes al agua.

De cualquier forma no solo debemos protegernos en la piscina o en la playa ya que también podemos quemarnos cuando estemos practicando al aire libre cualquier tipo de actividad. Por eso no debemos olvidarnos nunca tampoco de aplicarnos un poco de crema protectora cuando estemos en la montaña, paseando, montando en bici o incluso cuando estemos tranquilamente sentadas en nuestro jardín.

Sol y líquidos

Cuando estemos tomando el sol debemos consumir una cantidad mayor de agua de lo habitual ya que una exposición al sol logrará evaporar las reservas naturales que las células de nuestra piel tienen de agua. Esta ingestión puede realizarse bebiendo infusiones o zumos de frutas.

Rayos UV

Si el día está ventoso o nublado, no debemos confiarnos ya que los rayos UV siguen estando por ahí, por lo que es necesario protegerse igualmente. Tampoco hay que dejar de echarse crema protectora porque ya estemos morenas, ya que la radiación del sol va a continuar dañando nuestras células aunque no nos quememos.