Los labios es una de las zonas más sensibles de nuestra cara que pueden llegar a enfermar rápidamente si no se cuidan de una manera adecuada. Los climas extremos producen agrietamientos y sequedad en ellos, tanto en verano como en invierno y para ello existen una serie de soluciones que nos conviene saber a todas las mujeres para mantenerlos en perfectas condiciones.
Consejos muy prácticos
La estructura anatómica de los labios es bastante diferente a la del resto de nuestro rostro y aunque resultan ser los más sensuales de esta zona del cuerpo, también son los más frágiles puesto que no cuentan con ningún mecanismo de defensa propio como puede tener el resto de la piel de la cara.
Para estimular la circulación de nuestros labios podemos darnos un masaje con la ayuda de un cepillo lo más suave posible y con un poco de agua fría cada mañana durante aproximadamente un minuto. Así conseguiremos dar mayor color a unos labios que normalmente se encuentra pálidos después de cada noche.
Para eliminar la piel escamosa y seca de ellos es recomendable utilizar un cepillo bien impregnado en algo de vaselina y durante el día aplicarnos una barra de labios protectora, a poder ser que contenga mantequilla de cacao o propóleo. Por las noches será conveniente aplicar una crema labial que contenga vitaminas antioxidantes.
Cuando tengamos los labios cortados no se deben arrancar nunca las pieles que sobran ya que podría provocarse una infección.
Y por último, para intentar evitar las arrugas que se forman alrededor de los labios, se puede utilizar la misma crema que usemos para el contorno de los ojos.
Elegir un protector labial adecuado
Cuando vayamos a comprar un protector labial nuevo, no debemos fijarnos tan sólo en el color de éste, sino en que también hidrate y que nos cuide de una manera correcta esa piel tan delicada de nuestros labios.
El aspecto debe ser homogéneo en textura y en coloración. Debe deslizarse con total facilidad sobre los labios y formar una película que sea uniforme y que se adhiera perfectamente en la que se refleje el color con tan solo una aplicación. Además tendrá que poseer una dureza adecuada para que no se deforme cuando haga calor.
Deben contener componentes protectores como por ejemplo ceras. Las que más se utilizan son las de mantequilla de cacao por sus excelentes propiedades emolientes, la cera de candelilla y de carnauba y la cera de abejas ya que consigue dar consistencia sin llegar a cristalizar. Las siliconas también mejoran la elasticidad y la viscosidad de este producto.
Los aceites que contengan pueden ser tanto de origen mineral como el aceite de vaselina que tiene propiedades lubricantes, como de origen vegetal como por ejemplo el aceite de ricino e incluso de origen sintético como el alcohol oleico o el miristato de isoprilo.
También existen protectores labiales que se encuentran preparados con sustancias hidratantes como las ceramidas, con antirradicales libres como la vitamina E y con sustancias regeneradoras y nutritivas como la vitamina B5 que consigue regenerar el epitelio que se haya podido dañar por los efectos del sol.