Se habla mucho del estrés. Todos lo conocen o, al menos, creen conocer el significado del
término. En el lenguaje común se asume como una sensación de tensión, ansiedad,
preocupación, malestar difuso asociado a consecuencias negativas para el organismo y la
salud emotiva y mental del individuo.
En general, el estrés está provocado por el conjunto de problemas, preocupaciones y
emociones que cotidianamente debemos afrontar, relativas al trabajo, la familia, el dinero, traumas y enfermedades; pero también circunstancias placenteras como vacaciones, matrimonio o el nacimiento de un hijo; todas estas circunstancias que, pueden ocasionar tensiones.
Como se enfrenta nuestro organismo al estrés El cuerpo humano, para afrontar estos ataques de stress, pone en funcionamiento un mecanismo de autodefensa heredado de tiempos prehistóricos; la liberación de una sustancia de naturaleza hormonal, conocida como adrenalina. La adrenalina, producida por las glándulas suprarrenales determina entre otros: un efecto tónico en el corazón, la dilatación de las pupilas, el ensanchamiento de los bronquios, el alza de la glucemia en la sangre y el aumento de la presión arterial. Un estímulo externo que provoque tal respuesta en el organismo está originado por situaciones de peligro o amenaza. El cuerpo humano con la adrenalina, obtendrá un nivel de energía mayor, que le permitirá enfrentar el peligro o escapar de él. Pensemos por ejemplo en un hombre primitivo debiéndose enfrentar a un peligroso animal.
Señales de alarma La capacidad de tolerar una cierta cantidad de estrés, es muy subjetiva, varía de persona a persona. Los síntomas a prestar atención pueden ser varios, los más habituales son: – cansancio permanente, – irritabilidad, – insomnio, – trastornos digestivos (acidez o diarreas), – taquicardia, – dolor de cabeza persistente, – presión alta, – lumbalgia – debilitamiento del sistema inmunitario que puede llevar a resfríos, alergias, inflamaciones, etc.
Cómo reducir el estrés El primer paso es aprender a reconocer cuando usted se siente con estrés. Las primeras señales de estrés incluyen tensión en los hombros y cuello, o haciendo puños con sus manos. El siguiente paso es escoger una forma de enfrentarse al estrés. Una manera es evitar el suceso o el motivo que lo causa, pero esto frecuentemente es imposible. La segunda forma es cambiando como reacciona al estrés.
Consejos para afrontar el estrés – No se preocupe acerca de las cosas que usted no puede controlar, como el clima. – Haga algo acerca de las cosas que si puede controlar. – Prepárese lo mejor que pueda para sucesos que usted sabe que pueden ocasionarle estrés. – Esfuércese por resolver los conflictos con otras personas. – Pídale ayuda a sus amistades, familiares o profesionales. – Fíjese metas realísticas en su casa y en el trabajo. – Haga ejercicios. – Medite. – Abandone las actividades diarias que le causan estrés con deportes en grupo, eventos sociales y pasatiempos. – Trate de ver un cambio como un desafío positivo, no una amenaza.
La actividad física ayuda a controlar el nivel de estrés El problema en nuestros días es que, a la descarga de adrenalina, no sigue en general un mayor gasto energético; por ejemplo, en un ambiente de trabajo, no puede responderse a un ataque verbal con violencia y, mucho menos, huyendo. Esto se repite en todas las constantes situaciones diarias en que el sujeto se encuentra sometido a presiones: el tránsito en las ciudades, las condiciones familiares y económicas, etc. Por eso es muy importante el rol de la ctividad física para combatir los efectos negativos de estrés en el organismo. El trabajo muscular cotidiano es de notable ayuda para mejorar el nivel de tolerancia y descargar tensiones. Todo aquello que mantiene activo el cuerpo y la mente, sirve para tolerar mejor el estrés cotidiano.
Cuando recurrir al médico Si los síntomas de estrés persisten durante varias semanas, es posible que necesite una evaluación médica y psicoterapia de apoyo para aprender nuevas técnicas que le permitan dominar la situación. Si después de un examen, el doctor comprueba que los síntomas no responden a una causa física, recomendará algún tipo de psicoterapia.
El estrés no siempre es malo De hecho, un poco de estrés es bueno. La mayoría de nosotros no puede hacer bien las cosas: deporte, música, baile, trabajo, escuela, sin sentir la presión de la competición. Sin el estrés de alcanzar la meta, la mayoría de nosotros no sería capaz de terminar un proyecto o de llegar a trabajar con puntualidad. Por eso, aprendamos a trabajar el estrés en nuestro beneficio.