Si te consideras una fiel seguidora de las dietas con proteínas o tan sólo quieres consumirlas sin sufrir los peligros del colesterol malo o de las grasas saturadas, aquí te mostramos cuáles resultan los mejores alimentos para que puedas beneficiarte de ellas.
Esenciales para nuestra vida
Las proteínas se encuentran dentro de los tres esenciales macronutrientes y que no están destinados a ser una fuente de energía, lo contrario de lo que sucede con las grasas y con los hidratos. Las moléculas que contienen las proteínas se encuentran a su vez formadas por otras que son más pequeñas y conocidas como aminoácidos. En el momento en que una proteína contiene los nueve aminoácidos esenciales necesarios y que el organismo no puede fabricar por sí mismo, hablamos de proteínas de valor biológico alto. En caso contrario hablaremos de proteínas incompletas.
¿Para qué sirven las proteínas?
Resultan indispensables para el crecimiento, para reparar los tejidos y para obtener la materia prima que se transformará en hormonas y en hemoglobina. Para ello es necesario tomar entre alrededor de 1 g. por kilo de peso cada día.
¿Cuáles son las fuentes principales?
Todos los alimentos que son de origen animal como las carnes, los pescados o los huevos, contienen un alto valor biológico. En cambio las legumbres, las verduras y los cereales son fuentes incompletas de proteínas.
¿Las proteínas incompletas son útiles?
Se pueden completar este tipo de proteínas con otro tipo de alimentos. En este caso se deben mezclar los que carezcan de algún tipo de aminoácidos esenciales con algún otro que tenga los que le faltan. Por ejemplo, como las legumbres son pobres en dos de los aminoácidos de los que es rico el maíz y éste a su vez carece de uno de los que abundan en las legumbres, ambos se complementan perfectamente.
Pescados y carnes
El bacalao desalado aporta mucho calcio y casi la mayoría de las vitaminas, pero hay que desalarlo muy bien para evitar su exceso de sodio.
El lomo embuchado por otra parte hay que tomarlo con cierta moderación ya que es muy rico en colesterol así como en ácidos grasos saturados. En cambio el jamón ibérico cuenta con grasas en su mayoría cardiosaludables, además de aportar fósforo al cerebro.
Huevos y lácteos
El exceso de sodio y las grasas saturadas que contiene resulta un inconveniente a la hora de consumirlo por lo que es mejor decantarse por la leche desnatada que contiene mucho calcio y vitaminas A y C, siendo lo mejor de ella, la carencia de grasas.
Por su parte el queso parmesano contiene mucho calcio aunque también muchas grasas saturadas. Se puede consumir en pequeñas dosis.
Cereales y legumbres
La soja en grano contiene grasas sanas, carotenoides antioxidantes y ácido fólico mientras que las habas tienen mucha fibra, carotenos y vitamina A, así como apenas grasas y mucho potasio.
El germen de trigo tiene mucha fibra anticolesterol y un mínimo de grasas que son casi todas ellas poliinsaturadas. Además con su consumo conseguimos subir nuestras defensas.