Una despedida definitiva y la ausencia de quien no volverá jamás, puede generar graves daños emocionales, los cuales deben ser asumidos con mucha fuerza y ayuda. El luto no puede convertirse en una razón para dejar de vivir. El luto causado por la perdida de alguien puede ser asumido de diversas maneras, dependiendo del tipo de persona o el nivel de importancia de quien partió.
Y pueden haber pérdidas comunes como los padres, un hijo o un novio, pero hay otra personas para quienes la partida de un amigo o un hermano, puede tener una magnitud semejante a la de un animalito, que maró la vida de una familia y su importancia fue inmensa. Pero son casos, que aunque se presentan en bajos porcentajes, deben ser respetables, pues son ideologías de cada quien y de la forma de asimilar las situaciones.
De una u otra manera, siempre debe haber un proceso de superación, pues si no se logran controlar los daños emocionales generados, esto puede resultar en una profunda depresión y crear alteraciones sicológicas, que conlleven al aislamiento y en algunos casos más complejos en suicidio o muerte por pena moral.
Es esencial comprender las causas por las que este suceso ocurrió, y dependiendo de la gravedad de casa una, el dolor puede ser asumido mas fácilmente. Así mismo, influye la etapa de la vida en la que una mujer se encuentre, pues dependiendo de la edad, pueden ser más sensibles o generar una gran fortaleza y superar o por lo menos manejar el hecho.Algunas de las marcas físicas en una persona agobiada por el dolor, son la excesiva perdida de peso y una apariencia pálida y demacrada, y en los aspectos emocionales, el desinterés, llanto continuo y rasgos marcados de tristeza.
Las soluciones más comunes, son la búsqueda de ayuda sicológica, el acompañamiento continuo de la familia, la auto superación y el empleo de medicamentos para controlar la depresión.
Algunas sensaciones comunes experimentadas durante el luto, pueden ser solo en el inicio, si ya están presentes por un gran lapso, es hora de buscar ayuda, por ejemplo, vacío en estomago, pecho con presión, dolores musculares, resequedad en la boca y la falta de energía.
El inconveniente cuando la situación se sale de las manos, es la generación de pensamientos de tipo negativo y recurriendo continuamente al luto, guiado todo por el miedo de perder a alguien, de la ausencia de quien se fue o de la sicosis por la presencia desde el más allá, de quien partió.
Hay que tener en cuenta la manera en la que la persona murió, pues si es por causa de una accidente es mas difícil comprender, pero si es por una enfermedad terminal en la que la persona solo sufría es mejor entender que allá estará mejor, incluso si es por muerte natural, puede considerarse la idea de que no sufrió, por ejemplo, un anciano que muere por su avanzada edad o una persona que sufre de un infarto. Por supuesto, cualquier muerte es dolorosa, pero una vez transcurrido un tiempo prudente, hay que luchar por seguir, evaluar los factores alrededor de lo ocurrido y tomar fuerza para disfrutar la vida.