Todas sabemos que el paso del tiempo se hace notar en nuestro cuerpo, y eso incluye en especial a nuestra piel, la cual comienza a sufrir algunos cambios lógicos y otros no tanto, que es importante identificar.
En esta nota, pretendemos dar una pequeña guía sobre cuales son los problemas más comunes que pueden generarse en nuestra dermis, para saber la causa que los origina, y de esta forma, aprender a prevenirlos, y sobre todo, tomar conciencia de los cuidados que tenemos que tener con ella.
Las arrugas son un marcador comúnmente utilizado del envejecimiento, pero se deben más al daño del sol, que a la vejez en si misma. Si bien se trata de un problema principalmente cosmético, la fotolesión también puede ocasionar cánceres de la piel potencialmente mortales.
Las heridas y las úlceras son graves problemas de la piel con diferente etiología. Los cambios relacionados con la edad, son detectables fácilmente si se compara con una persona joven sana. Por ejemplo, se ve que la capa exterior de la piel, la epidermis, puede tornarse más delgada en forma gradual. Hay una pérdida de integridad visible entre la epidermis y la dermis, y ello hace que la piel que envejece sea más susceptible al traumatismo simple. La dermis se torna más delgada y menos flexible, mientras que la epidermis tiene menos fibroblastos. Esto da lugar a una producción reducida de Elastina, que da elasticidad a la piel, de Colágeno, que otorga a la piel resistencia, lo cual aumenta la sensibilidad de la persona de edad a las fuerzas de cizallamiento y las arrugas. Además, la piel de la persona de edad se torna mas seca, y cuando es dañada, se regenera más lentamente. Hay menos células especializadas de “vigilancia” inmunitaria (llamadas células de Langerhans), y en el dorso de la mano se pueden formar placas engrosadas (nódulos queratósicos) La pérdida de la función de melanocitos significa que la persona mayor no se broncea fácilmente. Lo que es más importante, su piel tiene menor protección de los efectos del sol que la piel de los jóvenes, con lo cual aumentan las probabilidades de desarrollar cáncer de la piel. Se forman áreas pigmentadas como grumos de melanina, por ejemplo, en la cara (telangiectasia) y muchas personas de edad presentan equimosis en las manos y los brazos (púrpura senil). Ello puede deberse a que la piel menos elástica aumenta la vulnerabilidad de los vasos sanguíneos cutáneos a la lesión y porque las paredes de los vasos sanguíneos se espesan y se tornan más rígidas. Los efectos del fotoenvejecimiento se notan en que hay más elastina de lo normal en la epidermis, que se torna más gruesa, pero luego se atrofia en las arrugas, la pérdida más pronunciada de las células de Langerhans, la pérdida más pronunciada de colágeno, y a exposición a la luz solar durante toda la vida significa que la persona de edad tiene más probabilidad de contraer cáncer de piel.