De todos los objetos que forman parte importante del día de la boda, si hay uno que va a perdurar a lo largo de los años y a hacernos revivir ese gran día, son sin duda las fotografías que se hayan hecho durante el mismo. Las fotos de boda no son una instantánea cualquiera. Irán transcurriendo los años y seguirán allí. Las verán nuestros hijos y nietos, y seguramente otras generaciones venideras. Nosotros mismos las remiraremos muchas veces a lo largo de nuestras vidas, posiblemente algunas veces con nostalgia, otras con tristeza y muchas con alegría.
Por ello, en el caso de que vayamos a elegir a alguien para hacer el reportaje fotográfico de este día tan señalado, deberemos vigilar mucho por quien nos decantamos, asegurándonos de que se trata de un buen profesional y de que su trabajo será intachable, ya que sólo hay una oportunidad para que así sea, no hay posibilidad de corregir repitiendo aquello que no ha salido bien.
A la hora de elegir un fotógrafo, nos basaremos primero, por supuesto, en el trabajo anterior que esta persona ha realizado, viendo si es posible otros reportajes de boda que haya hecho para ver si es lo que nosotros queremos. Lo mejor será tener contacto con él de manera previa a la boda, de manera distendida, con la finalidad de que nos conozca un poco, con lo cual le será mucho más fácil saber qué es lo que deseamos, cuál es nuestro estilo y, por supuesto, obtener así un mejor resultado en su trabajo.
Deberemos explicarle cómo queremos las fotos, siendo muy importante aquí señalar que es aconsejable evitar los posados en lo posible. Estas fotos que solíamos contemplar en que las personas están pendientes de la cámara y sin pestañear pertenecen ya a otras épocas. Actualmente, el fotógrafo ha de ser lo suficientemente profesional para hacer las fotos de manera más natural, sabiendo captar él mismo cuáles son los mejores momentos de la ceremonia y del resto de la jornada, y teniendo la capacidad de captar aquel gesto que es importante perpetuar, aunque la persona que lo hace ni siquiera sepa que es el objetivo de la cámara.
Podemos también explicarle un poco quiénes son los invitados, y cuáles de ellos son los que más nos interesa que salgan en el reportaje fotográfico, normalmente los familiares más allegados y amigos más íntimos.
A partir de ahí, deberemos dejar que el fotógrafo haga su trabajo a su aire, olvidándonos nosotros de su presencia, ya que de esta manera podremos cuidarnos de otros temas importantes de la jornada, y las fotos tendrán además una mayor naturalidad y calidad.