El llanto del bebé es algo que preocupa a algunos padres y que desespera a veces a otros muchos. Pero, puesto que es su única manera de comunicarse, lo preocupante sería que el bebé no llorara. Ninguna madre ni ningún padre debe preocuparse, por regla general, porque el bebé llore. Hemos de tener en cuenta que, durante los primeros meses de vida, el llanto es la única forma que tiene el bebé de comunicarse con nosotros. Por tanto, no ha de provocarnos ninguna inquietud. Si algo debería preocuparnos es, precisamente, lo contrario, que el bebé no llorara nunca.
Muchas veces habremos oído decir que el bebé llora para captar nuestra atención o para conseguir lo que quiere. Esto son tópicos. El bebé no tiene capacidad aún para manipular ni para tener “caprichos».
Cuando el bebé llora es porque necesita algo de nosotros, y su llanto nunca debe ser desatendido, ya que, aunque puede deberse a alguna razón sin importancia para nosotros, también puede deberse a algún problema de salud o a que el bebé se sienta mal. Con el tiempo, aprendemos a identificar perfectamente los tipos de llanto.
El hambre es la causa más frecuente de que el bebé llore, siendo seguramente el primer tipo de llanto que vamos a reconocer. Otros motivos habituales son el frío, el calor, la necesidad de que se les cambien los pañales o la demostración de emociones.
Cuando el llanto se debe a una enfermedad es más agudo y tú misma te darás cuenta de que es diferente al habitual en el pequeño. Además, normalmente suele ir acompañado de otros síntomas, como el que el niño esté más quieto o apático. Ante estos síntomas, y aunque normalmente no pasa de ser alguna molestia leve como colitis, si persiste lo mejor es avisar al pediatra.