Si quieres conseguir una piel llena de luz que siempre tenga una apariencia perfecta, es necesario comenzar con una buena exfoliación. Descubre en qué consiste y cómo realizarla.
¿Qué es la exfoliación?
La exfoliación consiste en un proceso en que se regeneran las células para dejar una piel bien lisa y suave así como más preparada para poder aprovechar al máximo todos aquellos principios activos de los serums y de las cremas que más tarde serán utilizadas.
Según estudios llevados a cabo recientemente, se ha comprobado que tras hacer una exfoliación, la piel se hidrata casi en un 47% más. A partir de la edad de 30 años, se va ralentizando la regeneración natural de las células lo que provoca que se acumulen las células muertas y la piel se vuelva más áspera y opaca, por lo que es necesario exfoliarla una vez, dos o hasta tres veces por semana, dependiendo del tipo de piel.
Diferentes tipos de exfoliantes
Existen los exfoliantes mecánicos y los químicos que en cualquier caso te ayudarán a rejuvenecer tu piel.
Los exfoliantes mecánicos son cremas que pueden ser más o menos untuosas y que normalmente son unos gránulos que actúan como si fueran partículas de arrastre, limpiando toda la piel de las diferentes impurezas.
Por otra parte están los exfoliantes químicos que están formados por unos ácidos más suaves, siendo éstos normalmente los betahidroxiácidos, alfahidroxiándiso (AHAs) y ácidos salicílicos. Los exfoliantes químicos más conocidos son los enzimáticos que no contienen micropartículas.
Cómo se aplican los exfoliantes
Los exfoliantes químicos o también conocidos como enzimáticos se deben aplicar con la piel bien limpia y seca. Después se dejan secar y deben retirarse como si fueran una especie de goma de borrar.
Los exfoliantes mecánicos pueden aplicarse tanto sobre la piel seca como sobre la piel húmeda. En cualquier caso debe aplicarse un poco de crema o de gel en las yemas de los dedos bien limpias e ir aplicándola desde abajo hacia arriba realizando un pequeño masaje circular.
Si vas a aplicarlo sobre la piel seca y limpia debe masajearse de una manera suave con la yema de los dedos mientras se van realizando movimientos en círculos ascendentes. De esta manera se favorece tanto la circulación como la oxigenación de la piel.
Debe evitarse siempre las zonas delicadas de la cara como el contorno de los labios y de los ojos. Después se debe retirar el producto aclarando con agua tibia la cara.
Si vas a aplicarte un exfoliante sobre la piel húmeda como por ejemplo de tipo gel o mousse, debes saber que estos productos al entrar en contacto con el agua, logran generar una espuma que facilita la limpieza de la piel, mejorando las rugosidades y revitalizando de una manera global dicha piel.
Una vez hayas retirado el exfoliante, se debe aplicar una crema humectante, hidratante o nutritiva, según tu piel necesite para de esta manera conseguir mejorar los resultados.