Como todos sabemos, la bronquitis es una enfermedad que se produce a causa de la inflamación de los bronquios. Es una enfermedad característica de todas las edades, pero los niños pequeños suelen ser muy propensos a ella, especialmente en las estaciones de otoño e invierno. El origen de la enfermedad puede tener diferentes causas, como un virus o una bacteria, aunque también lo pueden producir otros muchos elementos, como por ejemplo la contaminación. Un factor que hay que tener en cuenta es que suelen cogerlo más los pequeños que están normalmente en lugares cerrados que los que están más al aire libre.
En cuanto a los síntomas, lo primero que suele aparecer es tos, la cual suele durar unas dos semanas. Pasado este tiempo, la tos, que al principio no era más que tos seca, se convierte en catarro. A partir de este momento, hemos de considerar que la enfermedad ya se está curando.
Aunque por supuesto debemos llevar al niño al médico, hay una serie de acciones que podemos llevar a cabo para ayudarle a recuperarse y a aliviar las molestias, como humidificar su habitación con alguno de los aparatos que se venden para ello en el mercado o sencillamente poniendo un recipiente con agua encima de un radiador. Si tiene fiebre, suele bastar con cualquier antipirético. Es conveniente también darle bebida en abundancia, como agua o zumos de frutas.
Hay niños que tienen una especial predisposición hacia la bronquitis, y con los cuales podemos tomar una serie de medidas preventivas como evitar que tenga contacto con personas resfriadas, así como evitar las exposiciones al frío. Algo muy efectivo contra los bronquitis, y que es muy recomendable en el caso de estos niños con propensión, es que pasen el máximo tiempo posible en la montaña o en la playa.