En lo que a belleza respecta, las mujeres tenemos infinidad de hábitos, y como no podía ser de otra manera, entre semejante espectro, existen los hábitos buenos y los malos.
Aprovechar las nuevas tecnologías para suplantar viejos hábitos y deshacernos de las beauty-molestias es el objetivo.
En esta nota citaremos algunos de los errores más comunes en los que caemos las mujeres a la hora de ocuparnos de estar divinas.
Maquinita de afeitar: Más de una vez nos habrán salvado en una emergencia. Ya sea por falta de tiempo o por no poder esperar a concluir el ciclo de crecimiento de la cera. La maquinita de afeitar tiene un efecto de duración de 8 horas, pero al día siguiente, infinidad de pelitos pinchudos se encuentran instalados en nuestro cuerpo, es decir, nos salva una noche pero al estilo Cenicienta, pues después de algunas horas el efecto “seda” se desvanece como por arte de magia. Para reemplazar este mal hábito, nuestra recomendación son las depiladota eléctrica. Son rapidísimas y no duelen en absoluto. Con este método, la depilación dura el mismo tiempo que la cera, pero con menos inconvenientes, y, a la larga, menos gastos Utilizarla después de una exfoliación resulta ideal, pues los pelitos encarnados son liberados y tanto ellos como los demás, se remueven de raíz.
Rizador de pestañas: Más de una habrá sufrido a causa de ese instrumento de tortura. Y es que son pocas las que saben utilizarlo de manera correcta. Un elemento capaz de reemplazarlo con los mismos resultados, es una cuchara. Muchas maquilladoras profesionales usan una cucharita apoyada en la parte superior de las pestañas, presionan y estiran hacia arriba y afuera. El resultado es el mismo, el riesgo y el gasto son mucho menores.
Aritos que duelen: A muchas nos ha pasado llegar al medio de una fiesta sin aritos…. Y no precisamente por haberlos perdido, sino porque muchas veces nos lastiman las orejas y nos dejan supurando. Este problema es una reacción alérgica muy común. Por lo general se trata del metal con el que está hecho el ganchito del aro, el que se coloca en el agujerito de la oreja. En muchos casos incluso, nos la pasamos años usando aritos de cualquier cosa sin sufrir, y de repente, nos aparece este problema. La manera de evitarlo es comprar aritos con protector de plastico que por lo general son los de rosca. La otra es cambiar el ganchito que va a la oreja por uno que sea inocuo para nuestra salud, y sino, como seguro, utilizar siempre aritos de oro, porque los casos de alergia a este noble metal son casi nulos. El acero quirúrgico es otra buena opción. Y recuerda que, si te lastimas la oreja con unos aritos, debes dejarla sanar antes de ponerte unos de nuevo.
Las uñas de los pies: Insistimos en pintarlas, y el enchastre sigue siendo siempre el mismo. Para aquellas que adoran tener las uñas de los pies pintadas pero siempre hacen lío a la hora de pintarlas, la solución es utilizar los famosos separadores entre los dedos, como los que utilizan en las peluquerías. Otro dato útil es que no se debe cargar el pincel de la misma manera que para pintar las uñas de las manos, pues las de los pies son más pequeñas. Para eliminar los peores desastres, lo mejor es un hisopo con quitaesmalte, y para limpiar los bordes que se pasaron, esperar a que se seque, y en la ducha, quitarlo frotando cuidadosamente los costados.
Pincita de depilar: Muchas veces, además de las cejas, nos depilan el párpado. A más de una le habrá pasado que, mientras intentaba agarrar un pelito con la pincita de depilar, se dio un lindo pellizco en la piel… asunto que concluyó con el párpado hichado y colorado, o que por sacar un pelito, queda un puntito de sangre. La solución a estos problemas es lavar la cara con agua caliente antes de proceder a depilar las cejas, pues esto ayuda a que se abran los poros y se ablande la piel, por lo cual, al sacar los pelitos, no habrá dolor.
Zapatitos de cristal: A más de una le pasa que, teniendo 10 pares distintos de zapatos, utilizan solo uno, por ser el único que resulta cómodo. Para no cometer errores a la hora de comprar zapatos de taco, lo ideal es comprarlos cuando nuestro pie está cansado e hichado, es decir, al finalizar el día. De esta manera, nos aseguraremos que el zapato en cuestión nos resultará cómodo incluso en las fiestas más largas. Otro dato a tener en cuenta es que los pies anchos no se llevan bien con los zapatos puntudos y que si son blandos, resultarán más cómodos que si son duros. Para terminar, no es bueno pasar una temporada sin usar tacos, es decir, aunque no sea para una fiesta, es recomendable cada tanto utilizar unos buenos tacos durante un día (o una noche) para que el pie no pierda la costumbre de andar en tacos y el cuerpo no olvide la postura que estos requieren. Y para terminar recuerda que es mejor pagar más por unos zapatos que usarás más que pagar menos por unos zapatos que a la larga solo ocuparán lugar en tu closet.