Los cuarenta años de edad es una edad redonda aunque también puede ser un importante punto de inflexión. A partir de esta edad se debe cuidad más el descanso, la manera de alimentarse, los hábitos y las rutinas de higiene.
Existen ciertos comportamientos que directamente atacan a la juventud. Si quieres evitar que tu cuerpo vaya envejeciendo a una velocidad de vértigo a partir de esta edad, haz que las siguientes indicaciones formen parte de tu día a día.
Dormir es una prioridad
El cuerpo y el cerebro necesitan un tiempo para coger fuerzas y recargarse. Una noche en blanco, a partir de esta edad, puede pasar doble factura. Los adultos entre los dieciocho años de edad y los sesenta y cuatro, necesitan entre siete y nueve horas cada noche de sueño. No hacerlo puede poner en riesgo la salud, ya que incrementa el riesgo de sufrir un ictus, de hipertensión y de obesidad. Además puede convertirse en un factor de depresión. Existen evidencias científicas que confirman que la privación de sueño se encuentra relacionada con el envejecimiento biológico.
Hilo dental para los dientes
Una limpieza bucal correcta incluye la utilización de hilo dental, que es muy útil para que no se acumule entre los dientes y las encías placa, y se mantenga la boca sana. No hacerlo puede llegar a arruinar su sonrisa ya que las enfermedades de las encías son más frecuentes a partir de los treinta y de los cuarenta años y se manifiestan bastante más en las mujeres que en los hombres.
No saltarse las comidas
Pasar hambre, a primera vista, puede parecer un modo ideal de hacer dieta, pero es totalmente falso. En el momento en que te saltas una comida, el riesgo de ingerir bastante más en la próxima, se dispara. Además, saltarse las comidas, ralentiza el metabolismo y aumenta el riesgo de que se desarrolle diabetes del tipo 2.
Uno o dos cigarros al día
Si eres fumadora, ten en cuenta que a partir de los cuarenta años de edad, ese hábito significa una multiplicación de todos los riesgos que están asociados al tabaco. Si se deja de fumar entre los cuarenta y los cincuenta años, se puede llegar a revertir dos tercios del daño que se le ha hecho al cuerpo con el tabaco.
Sal
La sal se encuentra en muchos de los alimentos que ingerimos a diario, por eso es muy difícil controlar su consumo. La cantidad que se recomienda al día es de media cuchara. Pasarse de esta cantidad, eleva el riesgo de padecer hipertensión, la primera causa de ictus y de infartos.
Hidratación
El agua es la que alimenta cada una de las células del organismo, incluidas las células de la piel, por eso resulta muy importante estar bien hidratada según se van cumpliendo años. Muchas personas adultas pueden llegar a perder la sensación de la sed, que es la que nos hace beber, así que hay que estar muy atento de la cantidad de agua que se consume cada día.