El color siempre evoca una época, desde los típicos tonos cachemir de los años ochenta, hasta los llamativos colores y fucsias de la actualidad. Vamos a dar un pequeño repaso a la historia del maquillaje y del color a continuación. ¿Te apuntas?
Época victoriana
El nacimiento en los años 40 de la máquina de coser junto con los nuevos tintes utilizados para las telas, animó a muchas mujeres a atreverse con nuevos y más llamativos colores en su ropa, aunque la introducción de estos nuevos colores a la hora de maquillarse fue mínimo. Con el auge de la fotografía las mujeres querían estar lo más guapas posible, lo que significaba que tenías que resaltar su belleza natural con labios muy rojos y piel de porcelana.
Los años veinte
Con la llegada de las películas mudas al cine también llegó un look de diva mucho más exóticos, con los ojos ahumados, la línea de los ojos negra muy marcada y la máscara de pestaña. El resto giraba en torno al color rojo: rojo oscuro en los labios y rojo también en los pómulos y a veces en las rodillas para lograr destacar las piernas ahora que las faldas más cortas podían lucirse.
Los años 40
En la época de la Segunda Guerra Mundial el maquillaje era muy escaso pero aún así, las mujeres continuaron comprándose barra de labios aunque había muy pocos colores donde elegir. El color rojo se convirtió en un icono para levantar la moral de esta época y la moda se dejó influencias por Sudamérica comenzando a llevarse los estampados de motivos selváticos y de flores.
Los años 60
La infinidad de nuevas corrientes que llegaron en esta época proporcionaron una vía de escape para los más jóvenes lo que significó el uso de colores de lo más psicodélicos. Todo el mundo comenzó a experimentar apostando por los tonos energéticos y vibrantes.
Los años 80
Los años 80 llevaron a su máxima expresión el color, explorando entre una abanico de colores mucho más grande y amplio. El rojo fue también el color emblema de esta época popularizado por los diseñadores principalmente de ropa deportiva. Los azules de los años anteriores fueron degradándose en tonos malva y berenjena en los ojos, los labios, las uñas y las mejillas.
Los años 90
En esta década todo comenzó a tranquilizarse y comenzó la apuesta por colores más fríos, haciéndose popular un look mucho menos cargado y natural con mejillas sonrosadas y labios brillantes.
El 2000
Se pone de moda la cara lavada, aunque para este efecto participan un gran número de productos y se refleja una clara preferencia por colores neutros como el marrón, el blanco, el beige o el gris. Los labios brillantes y los ojos ahumados se convierten en el dúo preferido para el día.