A pesar de que al momento de imaginarnos a los niños, los vinculemos a los juegos o a su presencia en la escuela y demás actividades que tengan que ver con la inocencia, muchas veces nos estamos olvidando de que ellos, al igual que sus mayores, también son propensos a sufrir los cambios sociales y los problemas mundiales, canalizándolos, la mayoría de las veces, en su comportamiento.
La situación socioeconómica de su país natal, las guerras que se llevan a cabo en el mundo, la muerte, la inseguridad y la presencia de catástrofes, también llegan a los oidos de los más pequeños repercutiendo en sus mentes de manera nefasta. Así como también el exceso de información que reciben los torna más suceptibles con su entorno y su manera de pensar, cuando no debería ser así, puesto que ellos recién se estan asomando al mundo.Ya en el 2006 comenzaron a notarse cambios perturbadores en los niños, debido a que se incrementaron en un 30% las consultas de padres cuyos niños presentan alteraciones en su comportamiento.
La ansiedad puede ser definida como una señal de alarma. Esta ansiedad es normal siempre y cuando sea medida, es decir, cuando represente una preparación para enfrentar situaciones inesperadas o amenazantes. Cuando esta ansiedad es desmedida y manifiesta síntomas físicos y psicológicos, se transforma en un trastorno de ansiedad. Estos trastornos, no son causados solamente por la realidad de la época en la que una persona vive, sino que también estos pueden desencadenarse por factores genéticos, ambientales, sobreexigencia, el perfeccionismo, la falta de atención, la muerte o enfermedad de un ser querido, las separaciones entre otros, etc. CONFIGURAN LA RESPUESTA DE UN NIÑO A TODO AQUELLO QUE NO PUEDE MANEJAR O COMPRENDER DEL TODO. «Los traumas infantiles suelen explicar ciertas respuestas ansiosas en los niños. Ellos no pueden tolerar ni soportar los mismos niveles de estrés que los adultos. Cuando un niño se desborda, la ansiedad puede ser uno de los mecanismos elegidos para enfrentar estas situaciones traumáticas», afirma Gustavo Bustamante, vicepresidente de la fundación Fobia Club. Todos sentimos miedo, tanto grandes como chicos, ya que el miedo no es más que un sentimiento normal y básico en el ser humano. Por eso, inconcientemente, cada ser humano crea una reacción de defensa que lo pone en guardia ante un peligro o riesgo.
Una fobia, puede conceptualizarse como aquellos miedos exagerados e irracionales. Los ataques de pánico son reacciones súbitas de ansiedad acompañadas por el temor a descomponerse o perder el control. Esto es muy común en los adultos en la actualidad. Entonces… Si los adultos son víctimas ¿Qué pasa con los chicos? Los adultos sienten miedo y los niños también, pero los segundos no tienen la poseción de recursos necesarios para afrontar esa emoción. Por eso es que llaman a sus padres pidiendo un poco de compañía, para controlar sus propias emociones. Estos sentimientos, así si, son normales y ayudan al aprendisaje y evolución de un niño, porque estos miedos no traspasan los límites. ¿Cuándo es el momento en que los padres deben consultar a un médico? Siendo padres, es fácil notar ciertas alteraciones en la conducta de nuestro o nuestros hijos, o darnos cuenta de que la ansiedad dejó de ser un sentimiento normal, y necesario para su crecimiento, y pasó a ser un sentimiento patológico. Deben observar, entonces, la intensidad de los temores, la frecuencia con la que se manifiestan los mismos y ver si se disipan o no con el paso del tiempo. Una vez que un temor se torne difícil de controlar para familia se debe acudir a un especialista.
Desde la Psicología, el miedo y la ansiedad pueden causar síntomas físicos y psicológicos muy desagradables: Tensiones musculares, cefaleas, irritabilidad, fatiga, insomnio o dificultad para conciliar el sueño, terrores nocturnos, la no concentración, dolor de estómago, naúseas, diarreas, palpitación ascelerada, sudoración, temblores, palidez o enrojecimiento del rostro en el momento de exposición ante el estímulo temido. Para algunos especialistas, la escuela es un desencadenante de angustia y miedo, ya que la mayoría de consultas se producen al inicio del ciclo escolar. En la primaria los trastornos más comunes son: trastornos de ansiedad, de separación, fobia escolar y la timidez (relacionada con la fobia social). Estos trastornos entorpecen el proceso de aprendizaje.
Padres: Deben saber que estos trastornos de ansiedad, a la larga, pueden derivar en problemas de aprendisaje, de conducta, o relación social, así como también en estados anímicos depresivos. Es necesario hablar mucho con los chicos y aprender a escucharlos.