Un exceso de peso no sólo es una cuestión estética ya que puede llegar a afectar a la salud de cada una de las partes de nuestro cuerpo. Descubre cómo combatir y evitar sus efectos.
A los pulmones
Mantener un peso equilibrado ayuda a reducir la fatiga y es que un exceso de éste hace que el abdomen y el tórax trabajen mucho más a la hora de inspirar, algo que provoca fatiga y una falta de aire aun cuando se realizan desplazamientos muy cortos. A esto se le conoce como disnea.
Además la obesidad favorece que las vías aéreas se obstruyan y se provoque una dificultad a la hora de respirar mientras se está durmiendo y que es conocido como la apnea del sueño aunque sí es cierto, que ésta no siempre está relacionada con el sobrepeso.
A las piernas
El mantener un peso equilibrado reduce el riesgo de padecer varices ya que la acumulación de grasas en las venas, sobre todo en los miembros inferiores, hace que éstos necesiten realizar un esfuerzo extra para devolver la sangre a nuestro corazón, con lo que se pueden llegar a formar varices e incluso, en casos más extremos, úlceras varicosas que pueden provocar heridas muy dolorosas y difíciles de cerrarse.
Al metabolismo
El mantener un peso equilibrado ayuda a controlar diferentes zonas de nuestro organismo como los ojos, los riñones, el cerebro, el corazón, etc., lo que implica de una manera directa que haga aparición una de las enfermedades que tienen un mayor impacto en la salud de las personas así como en su calidad de vida, como es la diabetes. En caso de padecerla, también reducir el exceso de kilos ayuda a una mejor evolución de ésta.
Por norma general los triglicéridos y el colesterol se encuentran asociados con ciertas enfermedades de tipo cardiovascular y que en ocasiones es debido a un sobrepeso por lo que es importante mantenerle a raya.
A los órganos sexuales
Las menstruaciones irregulares también se encuentran relacionadas con la obesidad debido a que causan alteraciones en las hormonas que provocan irregularidades a la hora de ovular. Una acumulación de grasa dentro de los ovarios impide este proceso y por tanto la capacidad de poder fecundar. Un desequilibrio en los niveles de la progesterona y de los estrógenos provocados por un exceso en el peso, contribuyen por tanto a la infertilidad ya que llevan a períodos en los que no se llega a producir dicha ovulación y por consiguiente, la capacidad de una mujer para poder quedarse embarazada, se ve reducida de una manera considerable.
A los intestinos
Un peso equilibrado reduce el riesgo de sufrir diarreas que pueden estar provocadas por alteraciones digestivas debido a un excesivo consumo de alimentos que llevan a la inflamación de la mucosa en el intestino grueso.
Además un sobrepeso acarrea la inflamación de las venas localizadas en el ano o recto y que con el tiempo acaba provocando una dilatación varicosa también conocida como hemorroides, que puede llegar a ser demasiado dolorosa.