La unión de los garbanzos con el bacalao dan a este plato un sabor muy característico, consiguiendo una combinación exquisita. Es posiblemente uno de los mejores potajes de nuestra gastronomía.
Ingredientes para 6 personas: ½ kilo de garbanzos crudos, 250 grs. de bacalao, 500 grs. de espinacas, 1 cebolla, 2 dientes de ajo, 2 ó 3 tomates, 3 huevos, aceite de oliva y sal.
Deja los garbanzos en remojo con agua la noche anterior. Cuando vayas ya a cocinarlos los escurres y los enjuagas con agua fría.
Pon al fuego una olla con agua y echa en ella los garbanzos y un poco de sal, de tal manera que el agua cubra los garbanzos unos dos dedos. Cuando empiece a hervir, quita la espuma de encima, y deja que vaya cociendo a fuego suave.
Mientras tanto pon, en otra olla, a cocer las espinacas, con un poco de sal. Cuando estén tiernas ponlas a escurrir y deja que saquen el agua.
Mientras tanto, pon un cazo con agua al fuego y cuece los huevos.
Cuando las espinacas estén escurridas, pon al fuego una cacerola de barro con aceite de oliva y echa en ella el bacalao desmigado, dándole unas vueltas. Añade a continuación la cebolla picada y, antes de que tome color, los ajos laminados y los tomates rallados. Remueve bien y deja que se vaya sofriendo a fuego suave.
Cuando veas que el sofrito está consistente, añade las espinacas escurridas y deja rehogar junto con el sofrito, unos 5 minutos y removiendo de vez en cuando. Pasado este tiempo, vierte el contenido de la cazuela en la olla en la que se están cociendo los garbanzos, y deja que se terminen de cocer, hasta que estén tiernos, siempre con el fuego suave. Antes de parar la olla prueba la sal y rectifica si es necesario.
Mientras cuecen los garbanzos debes ir vigilando la evaporación, añadiendo más agua si se quedaran sin ella, pero sin pasarse, ya que el caldo debe quedar espeso.
Sírvelo muy caliente con unas rodajas de huevo duro por encima.