Muchas parejas recurren al acto sexual como una buena forma de solucionar los problemas, pero esto no es siempre lo mejor.
El sexo no es un remedio milagroso que pueda tomarse para solucionar los problemas y arreglar peleas, una forma de actuar que tienen hoy en día muchas parejas y que ha llevado a muchas otras al fracaso.
Para empezar debemos diferenciar el hecho de, una vez cerrada la discusión, hacer el amor, como una especie de “broche de oro” a la culminación del problema, lo cual resulta muchas veces aún más gratificante que cuando lo hacemos sin previas peleas. Pero esto es muy distinto que apelar al sexo como vía de solución para los problemas, pues esto en realidad no hace más que empeorarlos si no se han discutido previamente.
¿Es bueno reconciliarse haciendo el amor? La respuesta es “NO”. Las caricias son una buena forma de demostrar amor, pero no son las que resuelven los problemas de la pareja. Cuando hay algo que resolver, la mejor forma de hacerlo es dialogando. En una verdadera pareja, ambos integrantes deben sentirse libres de poder expresar todos y cada uno de sus pensamientos, pues hablando respetuosamente el uno con el otro, y negociando, es como realmente se pueden solucionar las diferencias, y por ende, resolver los problemas. Si bien siempre van a existir, pues todos somos seres humanos y cada uno tiene su propio punto de vista y razones para justificarlos, hacer el amor no arregla nada. Si en cambio en vez de sentarnos a hablar como gente adulta y pensante que somos, nos vamos corriendo a la cama para tener sexo desenfrenado, puede que una vez que hayamos terminado, nos sintamos mejor, (pues la sensación de bienestar posterior al acto sexual nos puede hacer creer que el problema esta solucionado). Pero no es así. En estos casos, el acto sexual se desarrolla generalmente como si fuera un “ring”, una batalla de poderes, de dominación y subordinación, en la que implícitamente, cada integrante de la pareja trata de ganar (o no) su victoria, el triunfo de su punto de vista del problema. En este caso, el problema sólo está tapado, pues quedará en estado latente hasta el próximo estallido. Para explicar un poco mejor el tema, la función del sexo es hoy en día vista como una forma viable de arreglar los problemas, pero no es este realmente el fin de hacer el amor. Eliminar «milagrosamente» las heridas generadas por los problemas de pareja no es una función del sexo, pues por el contrario, está muy lejos de serlo. De hecho, no existe ninguna relación sexual que pueda sanar estas heridas de una manera real y profunda. Hacer el amor para reconciliarse, sin haber analizado y discutido racionalmente los problemas, genera una ilusión pasajera, nos hace creer que «lo malo ya pasó», y sin haber evaluado objetivamente las razones del conflicto. Cuando existen conflictos en la pareja, lo más recomendable es postergar los placeres sexuales hasta que se aclaran y resuelven las diferencias. A veces, el rechazo de uno de los miembros de la pareja es la más clara señal de atención y solicitud de cambios en la relación. Siempre hay que reflexionar antes de actuar, y no dejarse impulsar por la ira. Pues esta es la mejor manera de disminuir las peleas con tu pareja y de desarrollar un buen control sobre las emociones.
Y por último recuerda que, como «broche de oro» para una buena reconciliación, la cama no es perjudicial sino todo lo contrario, pero como vía de solución, es una de las peores cosas que puedes hacer para mantener la salud en tu pareja.