Tanto si deseamos conocer la ciudad de Alicante como disfrutar de unos días de las bonitas playas de la Costa Blanca, conociendo sus hermosos pueblos marineros, podemos hacerlo alojándonos en el espectacular Hotel Pueblo Acantilado. Se encuentra situado a medio camino entre la playa de San Juan y la localidad de El Campello, junto al mar y a sólo quince minutos de Alicante. El hotel se encuentra en el borde de un acantilado, con una espectacular vista del Mediterráneo, y se ha construido de manera tal que parece un pequeño pueblo típico de la comunidad valenciana.
En realidad se trata de un gran complejo, y dispone de apartamentos, unos pequeños estudios y habitaciones. Todos ellos tienen unas magníficas vistas al mar, y su decoración es muy agradable, a base de tonos blancos y azules que crean un confortable ambiente mediterráneo.
Las habitaciones disponen de sala de estar y baño completo. En cuanto a los estudios y apartamentos, los hay con capacidad para 2 personas o para 4, también con baño completo, salón comedor, y un número de habitaciones según su capacidad. Los tres tipos de alojamientos están completamente equipados, con mobiliario muy moderno y todo lo necesario.
El complejo no sólo se ha edificado como si fuera un pueblo, sino que lo simula en todo perfectamente, ya que las distintas construcciones que lo componen forman bellas calles con sus tiendas, bares y otros servicios. De hecho, a uno le parece estar dentro de un pueblecito de cuento.
Los servicios que ofrece el complejo y sus infraestructuras, son completísimos. Hay spa, parque infantil, piscina, salas de reuniones, y muchos más, que harán que en nuestra estancia no quepa ni por unos segundos el aburrimiento.
Dispone el lugar de una cafetería, una barbacoa con terraza para la época en que hace buen tiempo, llamada “Les Bodegues” y un restaurante, “El Pontet”, que dispone de solarium. En El Pontet podremos degustar algunos platos típicos alicantinos así como algunas de sus exquisitas especialidades. Entre éstas podemos destacar las vieiras tostadas sobre adoquín de patata confitada, el cordero con arrope de castañas y aroma de romero o el crujiente de piña con crema de dulce de leche.