Comportamiento de una persona compradora compulsiva
Aunque lo más común es que éste comportamiento se de en las mujeres, también los hombres son propensos a desarrollarlo, lo cual se debe a que no existe un solo perfil que se adapte a éste desorden, sino que son varios los factores que generan la dependencia a las compras.
Sin embargo, la compra compulsiva suele ser una forma de descarga emocional ante una situación adversa presente o del pasado, de manera que la persona se ve incitada inconciente e incontrolablemente al deseo de comprar objetos para obtener alivio y satisfacción momentánea.
Las compras dadas por ésta adicción suelen efectuarse mediante tarjetas de crédito o sistemas de financiamiento personal, de manera que el enfermo pierde la noción de los gastos que realiza y se endeudan progresivamente a medida que la adicción aumenta.
Es aquí, donde la deuda se hace incontrolable, que aparece un sentimiento de remordimiento, angustia o vergüenza en las personas que padecen la compulsión. Además, habiendo generalmente un cuadro depresivo instalado previamente, se suele desatar un gran desequilibrio personal, que si no se trata terminará en el quiebre total económico y emocional.
Articulación con la depresión
Las personas que sufren este desorden sienten el deseo incontrolable de comprar luego de algún conflicto emocional fuerte, como puede ser haber padecido de abuso sexual, de ausencia de los padres compensada con compras innecesarias, infidelidad de la pareja o cualquier problema que afecte el estado y equilibrio emocional de una persona.
De esta manera los afectados sienten el deseo de obtener cualquier cosa que les sea atrayente, sin importar si es innecesario adquirir el producto que se adquiere o si ya se tiene en abundancia. Es que no es importante el producto en sí, sino que lo que se desea alcanzar es el placer que les causa la euforia que sienten al recibir sus nuevas mercancías; pero este estado cambia radicalmente conforme se aleja del momento de la compra y se acerca de nuevo a su vida cotidiana o la situación que le genera tanta angustia enfrentar.
Es la depresión dada por un hecho traumático la que desencadena la adicción, pero al no ser adecuada la canalización de la angustia, por recurrir a una conducta autodestructiva, el bienestar se vuelve efímero. De ésta manera se desencadena luego de cada compra una depresión cada vez mayor, y por ende una necesidad de compra que aumenta progresivamente, habiendo un efecto cíclico y creciente entre la compulsión y la depresión.
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