En otro artículo hablamos de cómo podemos decorar la habitación del bebé para que éste se encuentre cómodo y a gusto en ella, y para que quede lo más decorativa posible. Aquí hablaremos de la habitación de los niños a partir de los 3 años. A esta edad, el niño ya tiene unas necesidades diferentes, que deberán verse reflejadas también en los objetos que forman parte de su habitación. Por tanto, es el momento de renovar la habitación o de cambiar algunos aspectos para darle un aire diferente y más acorde a su edad.
Si hay algo que cambia sustancialmente esta vez a la hora de ponernos a decorar es que ya podemos dejar que el niño opine sobre ello. El pequeño tiene ya sus propios gustos y es positivo dejar que participe en la elección de algunos elementos. Por ejemplo, si tiene un color preferido, como normalmente sucede, estaría muy bien que en la habitación dominara dicho color. O, si nos hemos decantado por hacer una decoración temática, él puede elegir el tema o personajes que poblarán sus paredes y cortinas.
Si el niño participa en la decoración, seguramente se sentirá más a gusto en su habitación, lo que incluso provocará que la mantenga más cuidada.
El mobiliario que pongamos debe tener ahora muchos más espacios y cajones en los que guardar los objetos, ya que el niño ahora tiene muchas más cosas, que a buen seguro irán en aumento. Busca muebles con cajones grandes, arcones, armarios y estantes. Debemos procurar dejar los juguetes y libros preferidos del niño a su alcance, así como procurar dejar el centro de la habitación despejado, ya que el pequeño necesita espacio para moverse y jugar. Aprovecha los rincones, por ejemplo con algún arcón para los juguetes.
No puede faltar una mesa en la que el niño pueda escribir o dibujar. Además, si tienes la suerte de disponer de espacio suficiente, puedes colocar una pizarra y reservar un pequeño espacio que esté destinado a las manualidades.
Un consejo es que procures que la habitación sea sencilla, sin agobiarla con cuadros y adornos. Y otro aún más importante es que no te deshagas completamente de los objetos de la antigua habitación. Es conveniente conservar alguno de ellos en la nueva, como un peluche o un cojín, porque es familiar para el niño y le van a dar seguridad.