A buen seguro que la mayoría de nosotros, paseando por algún pueblo o sus afueras, hemos detenido nuestros pasos más de una vez para admirar la belleza de algún jardín o de alguna casa cuyas paredes estaban cubiertas de madreselva. Realmente, es una manera muy atractiva de cubrir las paredes, las verjas, árboles y otros lugares semejantes, dándoles una apariencia natural y atractiva, e incluso semi-salvaje en algunos casos. Si deseamos poner una en nuestro jardín, cubrir nuestra fachada con ellas o darle cualquier otra utilidad decorativa, nos podemos lanzar a ello con toda tranquilidad, ya que se trata de una planta muy resistente y sus cuidados no son difíciles.
Antes de empezar hemos de decidir qué especie de madreselva queremos, ya que bajo este nombre se engloban más de 180 variedades diferentes, aunque con muchas características comunes.
Son plantas trepadoras, cuyas hojas tienen por lo general forma ovalada y larga, de color verde claro, y suelen ser perennes. En la época de la floración brotan en la mayoría de ellas unas pequeñas y bonitas flores, que, dependiendo de la variedad, pueden ser blancas con toques amarillos o rojas, con lóbulos que terminan también en amarillo. Se distinguen por su intenso aroma, que suele ser mucho más pronunciado por la noche.
Se trata de un arbusto que generalmente llega a medir entre 3 y 6 metros de altura. Dado que tiene una raíz muy vigorosa deberemos evitar plantarla en macetas, siendo mucho mejor el suelo, incluso para su crecimiento.
Por supuesto, deberemos plantarla cerca del lugar por donde queremos que trepe. Si se trata de un tronco de árbol, una verja o similares, se enrosca a ellos con suma facilidad, por lo que no nos traerá ninguna complicación. Si lo que queremos es que trepe por la fachada deberemos ayudarla usando un tutor que le sirva de guía, ya que sino acabaría desparramada por el suelo. Cabe señalar que crece asombrosamente rápido.
No necesita mucho riego, bastará con una vez a la semana, aunque en época de floración es conveniente regarla algo más. En cuanto a la luz del sol, no le gusta mucho, debemos procurar ponerla en un lugar en el que toque bastante la sombra.
Se trata de una planta que no suele dar problemas debido a las temperaturas, y soporta bien el frío. No así el calor excesivo, y sí puede tener algún problema cuando la temperatura excede de 30º.
Después de la floración es aconsejable hacer una poda. También es conveniente, aunque no imprescindible, hacer una en las puntas a principios de invierno.