Vamos a ver algunos ejemplos: En el caso de los trabajos uniformados, como policías o bomberos por ejemplo, no hay margen de error. Pues es obligación para ellos vestir su uniforme reglamentario, por lo cual la innovación no es algo que puedan implementar. En cambio, hay profesiones que sutilmente comienzan a adoptar cierta vestimenta que termina por imponerse en el común de la gente que trabaja de eso. Por ejemplo cuando se habla de un abogado, inmediatamente se lo asocia con traje y corbata. Las personas que pertenecen a diferentes grupos de trabajo se van mimetizando. Cada profesión se amolda a cómo la sociedad los imagina vestidos, y al mensaje que se supone deben transmitir. Siguiendo el ejemplo de los abogados, éstos se pueden clasificar como “muy conservadores”, pues las mujeres visten tailleur y los hombres sobretodo. Utilizan generalmente colores sobrios y cortes simples en sus prendas de vestir. Las psicólogas por ejemplo, deben ser “actuales” y consecuentemente deben vestirse originalmente como regla implícita para denotar su personalidad abierta. Las secretarias en cambio, deben ser discretas, pero al mismo tiempo deben vestirse impecablemente, pues suelen ser la “cara visible” tanto de empresas como de directivos, por lo cual su imagen debe ser prolija, limpia y al mismo tiempo agradable. Un caso similar es el de los maestros y profesores, aunque estos suelen tener cierto “descuido” a la hora de vestirse. En las grandes empresas suele verse un mismo estilo en lo que a ropa respecta en todos los empleados. Si bien esta no es una regla escrita, todos se visten similares a sus compañeros, generalmente sólo por el hecho de no quedar “desubicado” ante sus ellos y antes los superiores. Incluso para las profesiones que históricamente llevan uniforme, las modas también han cambiado. Por ejemplo, los médicos que vestían de impecable guardapolvo blanco fueron cambiando por ambos que van desde el verde agua, pasando por el celeste, y llegando hasta el rosa. En general, la mayor creatividad para vestirse la tienen los artistas, o los jóvenes diseñadores de ropa, ya que su profesión les permite esa libertad.
Si bien es una decisión acertada seguir ciertas pautas a la hora de vestirse para cada profesión en particular, no es necesario aburrirnos con nuestro guardarropas a la hora de salir a trabajar, pues, sin alterar el mensaje que pretendemos transmitir a la hora de vestirnos, es posible darle a nuestro look un “sello personal” adoptando ciertas prendas con diseños originales y accesorios, que nos ayuden a diferenciarnos del resto, pero sin quedar “desubicados”.