Te garantizan regresar a tu amorcito
Aunque no lo creas, todavía se ve en este campo señoras que acuden a una consulta “mágica” con colillas y uñas del marido infiel a cuestas. Así como también novias prevenidas que optan por un “amarre” fuerte justo antes de que su respectivo salga de vacaciones con sus amigos…¿Tentador? Son muchos los casos variados que existen en este ambiente, ya que las adivinas afirman que no se asombran del tipo de clientas que reciben a diario.
Pero…¿Todo este delirio es nuevo? Por supuesto que no. Si vamos a ponernos memoriosas, ya los romanos decían poder leer en el vuelo de las aves o en las tripas de algún otro pobre bicho lo que tenían preparado para los simples mortales los habitantes del Olimpo. Y las damas romanas, claro, también recurrían a la magia atrapa Romeos. Y esta historia, por supuesto, que ha ido cambiando con los años chocándonos con la realidad de una increíble demanda de “favores”, milagros, etc… La oferta de brujas crece y de torna más sofisticada que nunca, ya que el margen de la modesta adivina de barrio, prolifera un tipo mucho más siniestro de “profesional”. Y es que esta nueva variedad de bruja tiene como principal talento una casi infinita capacidad de lectura. ¿De las manos? ¿De la borra del café? ¿Del iris de los ojos? No: de las expectativas, deseos y temores de quien se les pone adelante. Amor, dinero, salud: he aquí los tres principales motivos de consulta, ordenados por su orden de prioridad por la clientela femenina, y también los temas hacia los cuales estas hábiles mujeres conducen la primera conversación con sus futuras “clientas-victimas”. Oyendo esta frase que brinda las opciones para comenzar a profundizar tu vida intima, generalmente se le da inicio a la visita a las adivinas. Luego, ellas profundizarán basándote en tus gestos y movimientos, detectando el interés por cada tema, y encaminaran la entrevista dependiendo de ti misma. Ella será muy directa a la hora de dar noticias, así como para darte la de la suma final que te costará la visita, o realizar algún trabajo especial. Finalmente, luego de haber profundizado un tanto en el mundo de la videncia y del futuro, me despido con una frase justa para la ocasión:
“Déjeme creer, señora, que el futuro es una sorpresa y no un aburrimiento”