Tercera entrega de esta fabulosa nota sobre el lenguaje corporal aplicado a la pareja. En esta última parte, te enseñaermos un par de trucos más y, muy importante, las acciones que debes evitar para con tu amorcito, para no generar reacciones negativas. ¿Preparada?
Hemos visto ya como, con solo colocar tu cabeza en el hombro de tu chico, puedes darle a entender que estas completamente entregada a su amor y que buscas que el te proteja, así como también como con un fuerte abrazo le haces saber que quieres retener ese instante por siempre. Incluso te hemos enseñado como con un simple masaje en su cabeza puedes prepararlo para una increíble sesión de sexo. En esta nota, los últimos dos trucos y las 5 cosas que debes evitar hacer para que tu amorcito no se ponga loco.
Presión en el lóbulo: Si tu objetivo es que tu chico se muera de ganas de llevarte a la cama, aunque resulte extraño, una leve presión el los lóbulos de sus orejas resulta ser suficiente. Al igual que en los pies y en las manos, en esa zona hay un montón de terminaciones nerviosas y puntos de presión relacionados con otras partes del cuerpo. El lóbulo de las orejas resulta ser una de las zonas erógenas a la que los hombres no están acostumbrados, por lo cual, el gesto no le pasará desapercibido a tu chico.
Caricias en la cara: Aunque haga mucho que tú y tu pareja están juntos, podrás comprobar con esta maniobra que todavía puedes lograr que a tu chico se le aflojen las rodillas. Todo lo que necesitas para que vuelva a sentir esas antiguas y muy eróticas emociones es acariciar su mejilla y darle un beso. Así de simple. De todas formas, no olvides que el hombre es un aparato rudimentario y puede quedarse pensando en que algo pasa. Para que eso no suceda, utiliza el reverso de tu mano, pues como con la palma tocamos casi todo, el gesto puede interpretarse como una intención de agarrar, de dominar, de poseer. En cambio, el reverso no producirá ese efecto. Acércate a él, muy despacito, y haz correr tu mano por su mejilla. Esta sorpresiva demostración lo hará sentirse exactamente como en la primera cita, osea, la más excitante combinación de pasión y erotismo. Y mientras que algunas caricias le transmiten a tu chico todo tipo de sensaciones positivas, otras pueden llegar a ponerle los pelos de punta. Aquí un breve listado de los “contactos” que debemos evitar:
- Pellizcar su mejilla: Éste resulta ser un gesto agresivo, por eso, aunque lo hagas jugando, cuando retuerces su nariz o pellizcas su mejilla, su primer instinto resulta ser el de recular. Protegerse la cara es un reflejo natural, y si lo tomas por sorpresa con alguna de estas acciones, es muy probable que se asuste y se ponga a la defensiva.
- Acariciarle la panza: Mientras que pasar un brazo alrededor de su cintura resulta ser un gesto romántico, los hombres odian que las mujeres invadan las zonas que se acercan a sus pares intimas. La panza resulta ser un área muy vulnerable, por lo cual, tocarlo ahí puede hacerlo poner en guardia. Por otro lado, hay que tener en cuenta que, una caricia en esa zona es una señal de que habrá sexo… sin escalas.
- Apretarle mucho las manos: Darse la mano con la pareja está muy bien, pero siempre y cuando el apretón no sea muy intenso, pues cuando se rozan las pieles, se activan los sensores del placer, pero tan pronto como la pile es presionada con mucha fuerza, las sensaciones placenteras desaparecen y dan lugar a la molestia.
- Hacerle cosquillas: A mucha gente le resulta simpático el hecho de dar (o recibir) cosquillas, pero también a muchos hombres les resulta algo insoportable, por eso, si no estás segura de que le gustarán, intenta evitar hacerle cosquillas.
- Tocarle la cola: Para las parejas de larga data, este puede resultar un gesto agradable en la intimidad, pero en las parejas que llevan poco tiempo juntas, este gesto puede interpretarse como signo de dominación. Pues a veces, los hombres cuidan más la cola que el corazón.
Y ahora que cuentas con esta completísima información, no dudes en ponerla en práctica, pues los resultados serán asombrosos. Pulsa aquí para ver la Parte I. Pulsa aquí para ver la Parte II.