Un masaje antidepresivo es un tratamiento muy agradable a la par que natural y que en apenas unas pocas sesiones, consigue recargarnos de energía además de levantarnos el ánimo y recuperar las ganas de vivir.
Beneficios de un masaje antidepresivo
A nivel psicológico el masaje nos aumenta la autoestima así como la toma de conciencia de las necesidades vitales, algo que resulta fundamental para lograr un equilibrio psicológico y mental.
El contacto con las manos del mismo masajista nos ayuda a cubrir de alguna forma, esa necesidad que todo el mundo tenemos de sentirnos mimados y protegidos, especialmente las personas que se encuentran deprimidas.
Cómo se realiza el masaje
Si nos hemos decidido a probar esta técnica para aliviar nuestros problemas depresivos, deberemos colocarnos boca arriba para que el masajista comience su trabajo desde los pies con movimientos enérgicos y envolventes, presionado con sus nudillos sobre nuestras plantas, para continuar masajeando y estirando los dedos y haciendo girar nuestro tobillo para intentar que la movilidad de los ligamentos se restituya. También cogerá los pies y tirará de ellos para acaba con cualquier tipo de contracción en las piernas de tipo muscular.
Después de este paso, empezará a trabajar nuestras pantorrillas y nuestros muslos. Con unos movimientos de presión que vayan hacia arriba se conseguirá relajar toda la musculatura que esté contraída, además de facilitar la fluidez sanguínea lo que oxigenará nuestros tejidos de una manera correcta y eliminará las toxinas que se hayan estancado en ellos, algo que resulta muy útil por ejemplo, para atenuar los efectos visibles de la celulitis.
Posteriormente seguirá con la parte superior de nuestro cuerpo colocando una de las manos en el abdomen para valorar como respira la persona que está tratando. Si su mano no se llega a elevar, significará que esa respiración es torácica o sea, contraída y leve, algo que implicará exclusivamente a la parte más superior de nuestros pulmones. Si por otra parte la mano se eleva de una manera regular, querrá decir que la respiración es de tipo diafragmática, lo que quiere decir que es completa y total.
A continuación la persona encargada de realizarnos el masaje nos estirará y relajará los músculos de nuestra espalda pasando después a tratar la parte cervical de nuestra columna y la nuca. Después pasará a realizar un masaje en la cabeza y en el rostro para completarlo sobre la zona posterior de nuestro cuerpo, para lo que será necesario colocarse boca abajo. En esta posición comenzará a trabajar otra vez los pies, las pantorrillas, los glúteos y los muslos para acabar con un masaje sobre la espalda y sobre los músculos dorsales para acabar con un estiramiento de nuestra columna vertebral.
Al final, deberemos permanecer estirados sobre la camilla en la que nos han efectuado el masaje, durante unos minutos para saborear y reposar todas y cada una de las sensaciones que hemos experimentado durante este masaje.
Después es seguro que nos levantaremos llenos de energía y de vitalidad.