En esta nota, últimos 3 mitos sobre la exposición solar.
No te pierdas esta completísima guía antes de exponerte al sol. Pues algo que parece cotidiano puede desarrollar serios problemas Si quieres conocer los mitos anteriores, no dejes de ver:
Mito 6: “Los salones de bronceado son una manera sana de tener color”: Muchas chicas con sentido común se tienden como un pollo rotisado dentro de una cama solar por aproximadamente media hora a la semana, o incluso, todos los días, creyendo que de verdad resulta ser más seguro que tomar sol. Las camas solares son más dañinas que el sol. Las lámparas que se usan en los salones de bronceado generan radiación ultravioleta UVA (y es por eso que las promocionan como seguras), pero las lámparas que se utilizan hoy emiten una cierta cantidad de UVB según lo han demostrado ciertos experimentos de laboratorio. Además, aunque originalmente los UBV se consideran más dañinos que los Uva, éstos últimos penetran más profundamente y, por lo tanto, dañan el tejido elástico aumentando las propiedades carcinogénicas y de quemaduras de los UBV y afectan la respuesta inmune de la piel, generando debilitamiento del sistema inmunológico, con aumento en infecciones o alergias en la piel y disminución en la efectividad de las vacunas. Muchos estudios internacionales sugieren una fuerte conexión entre la lámpara solar y el cáncer de piel. Por ejemplo, uno realizado en la Universidad Johns Hopkins en el año 2001 encontró que sólo 10 sesiones de cama solar provocan cambios en la piel relacionados al cáncer, mientras que un estudio del año 2003 realizado en Noruega demostró que una o más sesiones de cama solar en un mes incrementan el riesgo de melanoma en la mujer en un 55%. Además, cuando vamos a la cama solar, nos solemos quedar desnudas (o casi), exponiendo de esta manera partes de la piel que normalmente nunca se han expuesto, como ser la cola, las lolas, las cuales suelen quemarse de sobremanera. Para tener en cuenta antes de pensar en volver a la cama solar, la Sociedad Argentina de Dermatología ha dicho: “Las camas solares no son ni camas ni solares, son camillas o sillones de radiación ultravioleta”, por lo cual, es mejor pasarlas de largo.
Mito 7: “Las mujeres de piel oscura no están en peligro”: Cuanto más oscuro sea el color de tu piel, tenés menos probabilidades de contraer cáncer de piel, en especial, melanoma. Es cierto: los índices son 10 veces más altos entre blancos que entre afroamericanos. La gente de tez oscura tiene niveles más altos de melanina, el químico natural que le da a la piel su pigmentación. La melanina es la primera línea de defensa para repeler los rayos UV, por lo que mientras más oscura resulta ser la piel natural, mayor la protección. Pero recuerden las mujeres de tez aceitunada que no pueden creer que no necesitan cuidarse para nada. Pues hay que recordar que la luz UV tiene un efecto acumulativo en la dermis, por lo que cuanto mayor sea la exposición solar sin protección, mayores serán las posibilidades de disparar un crecimiento canceroso.
Mito 8: “Los autobronceantes alteran la producción de melanina”: Los autobronceantes son, al día de hoy, la única forma de obtener un bronceado parejo sin ningún riesgo, ya que la crema actúa sin necesidad de exponernos a los rayos solares. No es cierto que afecten la producción de melanina, pues estos productos están compuestos principalmente por Dihidroxiacetona (DHA), sustancia que se emplea en la cosmética hace ya más de 25 años sin que se hayan detectado efectos negativos. La DHA resulta inocua porque actúa únicamente en la superficie de la dermis, coloreando los aminoácidos y reaccionando con la queratina. El color que se puede conseguir con los autobronceantes depende de factores como la cantidad de producto aplicada, del PH de la base, el color natural de tu piel (pues existen opciones para pieles claras y oscuras) y del tipo de aminoácido que tengamos en la piel, determinado genéticamente. Este color puede ir desde el anaranjado hasta el marrón tostado, por lo que siempre conviene probar el producto en alguna parte de la piel antes de extenderlo por la cara o por todo el cuerpo. Como gracias al proceso de exfoliación natural la piel se renueva constantemente, el color puede ir desapareciendo, por lo que hay que repetir su uso cada 3 días. Para que el color dure más, antes de aplicarnos un autobronceante resulta ideal realizar una buena exfoliación. Y definitivamente, ésta es la forma más segura de estar bronceadas.
Guía para aplicarse bien el protector solar: No basta con esparcir un poco sobre la cara y los hombros para salir al sol. El bronceador debe aplicarse conscientemente, por lo que te recomendamos prestes atención a los siguientes puntos:
- El protector solar hay que ponerlo entre 15 y 30 minutos antes de salir al aire libre, pues de esta manera la pantalla se absorbe bien y su protección es máxima.
- No hay que escatimar en bronceador, sino sacar una cantidad abundante y cubrir el cuerpo con una capa delgada y pareja, bien esparcida sobre la superficie corporal. Lo mejor es aplicarlo mientras se está totalmente desnuda, pues así no nos olvidamos de ningún lado. Comienza desde los pies y termina por la cabeza. No olvides ninguna parte. Orejas, cuello y debajo de las axilas suelen pasarse por alto.
- Hay que tener cuidado con el producto que utilizamos en el rostro, pues alguna gente es propensa a los brotes y algunos bronceadores pueden causarle algún daño, por lo que en este caso es mejor consultar a nuestro dermatólogo para que nos dé un bronceador que se adecue a nuestro tipo de piel del rostro.
- Si te encuentras al aire libre, cada dos horas hay que reforzar el bronceador, o cada 30 minutos si se está transpirando o en la pileta por más que sea “resistente al agua”.
- Y por último, no olvides utilizar buenas marcas de protector solar, constatar las fechas de vencimiento del producto, no dejarlos abiertos ni expuestos al calor.
Y ahora que has leído toda esta información, esperamos comiences a tomar las medidas de precaución necesarias a la hora de exponerte al sol. Recuerda que el cáncer de piel es 100% prevenible.