Muchas veces, nosotras las mujeres tenemos la capacidad de transformar el mas ínfimo detalle en un hermoso y completo caos! El ejemplo mas claro es nuestra dulce primera cita con un chico, la razón de ello, debe ser el arduo trabajo que costó haberla conseguido. Semanas de entrenamiento frente al espejo, gesticulando, probando diez mil formas diferentes de maquillarnos e implementando en nuestra cabeza todos los peinados existentes hasta el momento y más también.
Primera etapa: Acercamiento a la presa masculina, el momento de encantar al macho. Por lo general siempre utilizamos los encantos de la misma forma, buscamos un tema que medianamente les interese a los hombres para entrar en carrera y hacerles notar que NOSOTRAS…Sabemos de todo! Segunda etapa: Cuando el macho esta titubeando, nos aparecemos por sus pagos con ropa bonita, hechas unas diosas totales, caminando sensualmente y haciéndonos las Britney Spears.
Tiempo perdido: dos horas de peluquería (o una y media en casa), media hora de manicuría, y tres horas más frente al guardarropas, poniendo y sacando todas las remeras, minifaldas, jeans, pantalones y demás.
Es en la segunda etapa donde conseguimos lo que buscábamos!! Que nos invite a salir!!
Tercera etapa: Llamadas telefónicas a todas nuestras amigas (el relato lo repetimos alrededor de 15 veces) que nos responden con
“El grito femenino de la Victoria”. Cuarta etapa: Después de haber hecho dieta estricta durante una semana, y haber dejado en rojo la tarjeta de crédito, estamos listas y divinas para encontrarnos con el bombonazo que estuvimos esperando.
Llega la quinta y última etapa, el momento BUUUM para el cual nos estuvimos preparando. Por lo general nos ganan los nervios, el maquillaje nunca queda como debiera, la remera nueva es un talle mas grande (o mas chico) y muchas de las veces LLUEVE!! Pero ninguna de esas circunstancias impiden que salgamos despampanantes y al encuentro. Llegamos al lugar, más temprano, y vemos que cruza la puerta, retocamos rápidamente el make up y fingimos no haberlo visto. Es allí donde él nos mira asombrado y nos adula con palabras dulces. Todo es nerviosismo y timidez hasta el momento del primer beso, ese beso mágico que nos hace sentir que todo lo que hicimos por él no fue en vano. Ser mujer es hermoso, aunque a veces seamos incomprendidas y nos acusen de locas, exageradas y miles de cosas más. Somos puras, porque disfrutamos desde la elección del perfume que lo deje boquiabierto, hasta la modulación de las palabras que vamos a utilizar frente a él cuando hablemos.
Ser mujer es vivir a pleno todos los momentos para así poder disfrutarlos como si fueran únicos. Así que simplemente, alegrémonos de ser mujeres y sigamos siendo así, tan únicas como siempre!