Hay que reconocer a las humildes patatas lo útiles que son y las salidas que dan en la cocina. Sirven para todo y combinan con todo. Nos sacan muchas veces de apuros, y tanto podemos usarlas como acompañamientos, elaborándolas de diversas maneras, como de base principal para un exquisito plato como el que sigue. Ingredientes para 4 personas: ½ kilo de carne picada de ternera, 8 patatas medianas, 2 cebollas, 2 dientes de ajo, un trozo de pimiento rojo, 2 tomates, 1 cucharada sopera de harina, medio vaso de vino blanco, 3 zanahorias, 1 puñado de guisantes, leche, perejil fresco, aceite de oliva y sal.
Pela las patatas, lávalas y, con un cuchillo que esté bien afilado, haz un agujero en la parte de arriba de la patata, aplanándola por la otra punta para que pueda estar de pie y no se caiga.
Pon al fuego una sartén con aceite de oliva y sofríe una de las cebollas junto a los dientes de ajo. Seguidamente añade la carne picada y un poco de sal. Dale unas vueltas y añade la harina, removiendo bien. Echa entonces un chorro de leche, de tal manera que te quede una masa compacta parecida a la bechamel. Aparta del fuego y reserva.
Pon ahora al fuego una cazuela con aceite de oliva, aunque no en demasía, y fríe la otra cebolla y el pimiento rojo cortado a trocitos. Acto seguido, vierte el vino y deja que reduzca, añadiendo a continuación los tomates pelados y cortados a cuadritos. Da unas vueltas a todo para que el tomate también se sofría y añade las zanahorias cortadas a tiras. Cuando esté todo sofrito, aparta del fuego.
Rellena las patatas con la carne y ve colocándolas dentro de la cazuela, encima del sofrito. Añade agua y pon en el fuego. Cuando empiece a hervir echa un puñado de guisantes. Espolvorea con el perejil y deja que vaya cociendo a fuego suave hasta que veas que la patata está bien cocida.
Sirve bien caliente.