Peñíscola es una bellísima localidad de la provincia de Castellón, situada a orillas del Mediterráneo, un lugar perfecto para pasar unos días de vacaciones, especialmente en estas épocas veraniegas. Constituye uno de los puntos turísticos más importantes de la comunidad valenciana, en gran parte debido a sus bellísimas y limpias playas de arena fina y sus tranquilas calas de aguas quietas y poco profundas, ideales para las familias con niños.
Peñíscola, sin embargo, ofrece mucho más que playas, como su patrimonio, su gastronomía o su gran oferta tanto de ocio como cultural.
Paseando por el casco antiguo de la población vamos a descubrir lugares de gran interés, así como rincones con un gran encanto. Sus empinadas calles conservan aún el empedrado del suelo, son estrechas y de encaladas paredes, en las que a ratos parece que el tiempo se ha detenido. En ellas encontraremos un gran número de pequeñas tiendas de artesanía, así como de típicos bares con terraza.
Subiendo por estas callejuelas iremos a parar al famoso Castillo del Papa Luna, de estilo románico, sin ninguna duda el edificio más carismático de la localidad. Se sitúa encima de un peñón, a 64 metros de altura y con Peñíscola extendiéndose a sus pies. El Castillo fue construido por los caballeros templarios en el siglo XIII. Es un edificio de vital importancia histórica, ya que en él, a raíz del llamado Cisma de Occidente, fijó su residencia Benedicto XIII, más conocido como el Papa Luna, así como su sucesor, Clemente VIII, instalándose en él la biblioteca pontificia.
El Castillo forma un hermoso conjunto arquitectónico junto con las antiguas murallas de la localidad y el Santuario de la Madre de Dios de la Ermitaña.
Junto al Castillo podremos ver también el famoso Faro de Peñíscola, ubicado, a diferencia de la mayoría de construcciones de este tipo, dentro mismo de la población. Desde el siglo XIX que este faro alumbra las aguas de la costa de Peñíscola cada noche, aumentando con sus destellos el atractivo del conjunto.
Por último, otro factor a tener en cuenta al elegir Peñíscola como destino turístico es la excelencia de su gastronomía, basada en los frescos pescados y mariscos extraídos de sus playas, que en cualquiera de sus prestigiosos restaurantes nos servirán a la plancha o guisados, junto a un gran surtido de arroces y fideuás.