Cada vez que hablamos sobre la decoración de una estancia, hacemos hincapié en la importancia de las plantas y las flores, que pueden cambiar en gran manera el ambiente de una habitación, dándole una atmósfera natural y fresca o incluso en algunos casos otorgando calidez a una habitación fría. En todos los casos, siempre aportan vitalidad y vistosidad en el lugar en el que se encuentren. Hay personas que, por uno u otro motivo, no desean o no pueden tener plantas naturales en su casa, planteándose entonces la posibilidad de usar las artificiales como elemento para la decoración.
Hay mucha gente a quien no le gustan nada las plantas artificiales, aunque normalmente el argumento es que se ven falsas. Ello podía ser así hace años, pero en este momento en el mercado se encuentran plantas que imitan muy bien a las de verdad y que pueden dar a nuestra casa, o a alguna de sus estancias, un toque elegante e incluso natural. Debemos pensar que la mayor parte de las que vemos en hoteles, bancos y establecimientos similares son artificiales, y normalmente consiguen crear este ambiente acogedor que andamos buscando.
Los motivos que generalmente inducen a las personas a no tener plantas naturales es no disponer de un clima o una atmósfera adecuada para las mismas, no tener tiempo de ocuparse de ellas o incluso no querer arriesgarse a la presencia en la casa de algún insecto.
Las ventajas que presentan las plantas artificiales son más o menos las mismas: no tenemos que estar pendientes de ellas, no tenemos que regarlas ni vigilar el tema de la luz, podemos cambiarlas a menudo ya que nos bastará guardarlas y sacarlas en otra ocasión, y a la larga salen más económicas, ya que no debemos estar comprando constantemente.
Pero igual que tienen sus pros también tienen sus contras, como el hecho de que no tienen el aliciente de verlas crecer o florecer y el de que no aromatizan la casa, con lo cual nos perdemos la agradable sensación que se siente al entrar en una casa donde abundan las plantas y flores naturales. Por otro lado, otra de sus desventajas es que deberemos cuidar mucho de que no se pegue en ellas el polvo ni la suciedad.
A partir de lo expuesto, ya todo es cuestión de gustos. Si bien es verdad que en el mercado encontramos plantas tan bien hechas que tienes que tocarlas para tener la seguridad de que no son de verdad, yo personalmente me decanto por las naturales, y creo que el poco tiempo que pueden quitarte lo merece.
Para quienes, por problemas de luz o similares no tienen más remedio que ponerlas artificiales, lo que sí es importante es que estén hechas de un material de calidad, ya que si se ven falsas si que no hay decoración que valga.