Aunque es habitual escuchar que cualquier tipo de cítricos se deben consumir especialmente durante la época de frío para ayudar a combatir las típicas afecciones de esta época como son los resfriados, lo cierto es que resultan indispensables en cualquier temporada del año pues se ha demostrado que a un largo plazo, la vitamina C nos ayuda a prevenir ciertas enfermedades del corazón así como a fortalecer todo nuestro sistema inmunológico.
Ventajas de tomar vitamina C
La creencia popular es que la vitamina C debe consumirse preferentemente cuando tenemos gripe o nos encontramos resfriados, pero esto no es correcto ya que esta vitamina resulta beneficiosa tomarla en cualquier momento, especialmente los niños, puesto que ayuda a combatir cualquier tipo de enfermedad que nos haya atacado.
Pero además de ayudar a combatir estas enfermedades, esta vitamina también interviene a la hora de formar el colágeno, proteína encargada de alimentar, reforzar y mantener unidos todos los tejidos del cuerpo. Por la misma razón también ayuda a los huesos, a los dientes y a los tejidos para que estén más fuertes y sanos.
La vitamina C también ayuda a que las heridas y las cicatrices sanen más rápido puesto que el colágeno actúa como si fuera un pegamento natural que consigue mantener unidas las células nuevas de la piel y que se forman cuando se cierra una herida.
Por todas esta razones es importante ingerir vitamina C durante todo el año, especialmente los ancianos y los niños que necesitan más ayuda para poder fortalecer sus sistema inmunológico. Tomar a diario una naranja, piña, mora, tomate, mandarina, limón y cítrico sen general supondrá un verdadero aliado para la salud.
Una estupenda fuente de antioxidantes
Según se va acercando el verano deben aumentarse los cuidados que requiere nuestra piel, ya que los rayos del sol son unos grandes agresores de la dermis y el más importante factor de envejecimiento de ésta. Una buena hidratación y una alimentación bien equilibrada, nos ayudarán a proteger nuestra piel. Si seguimos una dieta que nos asegure el aporte ideal de los nutrientes básicos, seremos capaces de mantener la piel en un estado de salud perfecto siempre que no sea sometida posteriormente a baños de sol sin protección alguna.
El ácido ascórbico, como también se conoce a la vitamina C es también un estupendo antioxidante que mejora la producción del colágeno, proteína que mantiene nuestra piel sin arrugas. La mejor manera de ingerir esta vitamina es gracias a las frutas y las verduras como el melón, las fresas, el tomate o los pimientos.
Estos antioxidantes son los encargados de neutralizar la acción de destrucción de los radicales libres, los cuales dañan las células de nuestro organismo y que origina enfermedades de tipo cardiovascular, mal de Parkinson, cataratas, o cáncer entre otras.
Los radicales libres son unas moléculas muy reactivas que cuando entran en contacto con otras moléculas, producen reacciones en cadena que dañan a los componentes de las células. La vitamina C es una pieza clave, ya que elimina muchísimos de estos radicales del aparato respiratorio, pero hay que tener en cuenta que se oxida de una manera muy rápida, es decir, que pierde todas sus propiedades antioxidantes si estos alimentos se encuentran expuestos al calor, a la luz o al aire por lo que es conveniente consumirlos recién cortados o exprimidos y crudos para poder aprovechar todo su contenido en vitamina C.