La presbiacusia o pérdida de disminución auditiva no se puede prevenir, pero lo que sí se puede hacer es evitar algunos factores que pueden acelerar su aparición o incluso intensificar su gravedad.
Agravantes de la pérdida de audición
Entre los agravantes más comunes que contribuyen a una pérdida de audición progresiva se encuentra una exposición excesiva a ciertos ruidos, como los que tienen que sufrir determinadas profesiones o aquellas personas que utilizan los auriculares con un volumen demasiado alto o durante muchas horas.
Trastornos de salud como diabetes, hipertensión, arteriosclerosis o infecciones de oído, también pueden llegar a afectar a nuestro sistema de audición. Además existen ciertos medicamentos, como algunos tipos de antibióticos, que aumentan el riesgo de padecer sordera.
Malos hábitos como el sedentarismo, la obesidad, el tabaquismo o una dieta demasiado rica en grasas, puede contribuir negativamente a sufrir este tipo de trastorno auditivo.
Tratamiento de la sordera
Una vez se ha diagnosticado una sordera, el médico especialista deberá establecer el tratamiento más adecuado a seguir, aunque sin duda el uso de un audífono es la opción más utilizada y la más eficaz. Estos pequeños dispositivos electrónicos son unos aparatos de nueva generación que resultan muy eficaces e incluso estéticos. Puede programarse, por ejemplo, para poder destacar la voz de la gente entre el ruido del ambiente y no producen ninguno de los ruidos que solían hacer este tipo de aparatos más antiguos e incluso pueden conectarse en el móvil, en la televisión, en el ordenador, etc.
En caso de que la pérdida de la audición sea muy leve y no sea necesario, por lo tanto, recurrir a un audífono, puede resultar una medida eficaz a la hora de mejorar cualquier comunicación con el resto de las personas, ir fijándose en los gestos de éstas, intentar leer sus labios, etc., en una palabra, trabajar más el lenguaje gestual.
En caso de padecer una sordera muy acusada y que no pueda llegar a solucionarse con audífonos, puede resultar necesario la colocación de un implante coclear, que se trata de un aparta eléctrico de reducidas dimensiones que cuenta con dos partes, una interior y otra exterior. Esta última tiene un micrófono, una antena y un procesador de lenguaje, cuya misión es la convertir cualquier sonido en señales eléctricas para ser enviada a la parte más interna de este dispositivo, que es implantada mediante la cirugía dentro del mismo hueso que rodea al oído y que permiten que estas señales eléctricas puedan estimular el nervio auditivo.
Aparte de estos tratamientos aconsejados por los especialistas, existen una serie de estrategias que pueden ayudar a las personas que tienen problemas de audición a entender a las personas que les rodean mejor, como por ejemplo ocupar aquellas zonas más tranquilas de los restaurantes y bares y donde haya menos gente para que los ruidos no interfieran en la conversación o procurar hablar en aquellos lugares que estén bien iluminados para observar más efectivamente el lenguaje gestual del interlocutor. También se puede pedir a las personas que nos rodean que intenten hablar un poquito más fuerte sin llegar a gritar, ya que se distorsionan bastante los sonidos con los chillidos y que intenten utilizar frase más sencillas y más cortas.