La fiebre en los niños pequeños es algo que asusta siempre mucho a los padres. La fiebre no es ninguna enfermedad, es síntoma de alguna irregularidad. Hemos de ser precavidos y llamar al pediatra, pero sin asustarnos, pensando que la mayor parte de veces dicha irregularidad es algo sin importancia. Los niños de corta edad, y especialmente los lactantes, tienen a veces súbitos aumentos de temperatura debidos a alteraciones de su organismo que en realidad son inofensivas.
No es extraño que un lactante tenga una subida de fiebre de 39º y al día siguiente esté completamente bien. Por supuesto que la fiebre podría ser síntoma de alguna enfermedad importante, y se ha de llevar al niño al pediatra si la padece, pero los padres no deben asustarse por ello en un principio, ya que, como hemos señalado, lo más corriente es que se trate de cualquier dolencia sin importancia. Pero, aunque se llame al médico, y mientra éste llega, ¿qué debemos hacer para que la fiebre baje?
Muchos padres tienden, cuando el niño tiene fiebre, a abrigarlo o a arroparlo en la cama, incluso muchos encienden las estufas o calefacción para que la habitación esté caliente, pensando que esto beneficiará al pequeño. Y de hecho es lo peor que pueden hacer, ya que, como es lógico, al aumentar la temperatura del ambiente provocarán que aumente también la del cuerpo. Si vemos que el niño tiene escalofríos, o en el caso de que tiemble, lo podemos tapar con algo fino, pero quitándoselo así que estos síntomas desaparezcan. Lo mejor que se puede hacer es envolver al niño en toallas húmedas, procurando que el agua esté a una temperatura por debajo de la del cuerpo del niño.
Un dato a tener en cuenta es que la fiebre alta puede provocar en el niño convulsiones, que por regla general constituyen un fenómeno aislado que le ocurrirá una o dos veces, sin más importancia. Sin embargo, siempre que esto ocurra se debe llevar al niño a urgencias, ya que podría ser síntoma de alguna enfermedad grave. Como lo más común es que sean un simple síntoma de la fiebre sin más importancia, por regla general al llegar a urgencias las convulsiones ya habrán cesado, pero es importante que se le haga un examen al niño para asegurarse de que no padece nada más. Además, seguramente el médico nos recetará algo para que ello no vuelva a ocurrir.