Con una lata de este alimento puedes hacer verdaderos milagros. Desde improvisar unos canapés de verdadero lujo, hasta rellenar pasta y aves sin olvidar de dar sabor a tus salsas. ¡Siempre te salvará!
Cómo se hace el paté
El término paté desciende del francés y se refiere a una pasta muy fina que como ingrediente principal tiene el hígado de cerdo, que es el más consumido, aunque también puede ser de aves distintas, variando el resto de sus componentes dependiendo de la consistencia y del sabor que se busque, aunque normalmente se suelen añadir otros tipos de grasa, de carne o de tocino.
Si la elaboración es industrial suele cocinarse en primer lugar el hígado con la grasa y la carne que lleve añadida. Después toda esta preparación se pica con el resto de ingredientes que suelen ser sal, agua, especias, huevos, leche, hortalizas y harina. Toda la mezcla se envasa en unos recipientes que sean herméticos y se someten a un tratamiento aproximadamente durante unos quince minutos al que continua un rápido enfriamiento, siendo este brusco cambio de temperatura el que consigue que se eliminen los microrganismos posibles que pudieran encontrarse en él a la vez que le confiere su color, textura y sabor finales. Para terminar se presenta en el mercado en unos envases de plástico, en tarros de vidrio o en latas.
Si se prepara en casa puede hacerse con higaditos de pollo o con hígado de cerdo. La manera más sencilla de prepararlos es troceándolos y rehogándolos con hierbas o especias como el tomillo, la pimienta y el laurel y con cebolla picada. Luego debe pasarse por la batidora con un poco de nata líquida y dejarlo enfriar en el frigorífico hasta que se haya endurecido. Otra opción puede ser añadirle huevos y cuajarlos dentro del horno al baño María.
Variedades del paté
Aparte del tradicional paté que casi todo el mundo conoce, en el mercado podemos encontrar numerosas variedades como el paté a la pimienta verde o negra, al queso azul, a las finas hierbas, de campaña o al oporto entre otras muchas, sin olvidarnos de que también los hay de tipo light con un porcentaje de grasa menor.
Muchas posibilidades en la cocina
Si tenemos pensado servirlo como aperitivo podemos presentarlo untado en un poco de pan tostado, en colines o en biscotes. Si a nuestros invitados les gusta el contraste de sabores también podemos acompañarlos de una mermelada de frutas por ejemplo rojas.
La textura de este alimento le convierte en un ingrediente perfecto para dar este toque especial a los rellenos. Podemos probar a añadirlo en carne para preparar canelones o en las albóndigas o incluso a mezclarlo en cualquier sofrito para rellenar calabacines, pimientos o alcachofas.
Igualmente da un toque realmente exquisito a todas las salsas que como base tienen nata líquida por lo que no debe dejar de probarse en platos de arroz o de pasta. También hará que por ejemplo el pavo, la pechuga de pollo o los lomos de cerdo, resulten mucho más sabrosos.