¿Mantienes una relación sólida y no estrictamente sexual con dos personas a la vez? No se trata de una situación insólita ni mucho menos. De hecho es bastante más frecuente de lo que imaginamos y aunque es una circunstancia potencialmente conflictiva no tiene por qué ser traumática ni negativa si las tres partes están de acuerdo y lo afrontan con madurez y naturalidad.
Las relaciones a dos bandas pueden ser excitantes y morbosas, contienen esa dosis extra de adrenalina y misterio de la que a menudo adolecen las relaciones tradicionales, pero cuidado, mantener una relación paralela con dos personas puede ser un juego peligroso.
¿Se pueden querer dos personas a la vez?
Partimos de la base de que no hablamos de relaciones sexuales, si no de mantener dos relaciones amorosas con dos personas. Es lo que algunos llaman Poliamor. ¿Realmente se puede estar enamorada de dos personas a la vez? La respuesta a esta pregunta depende de muchos factores, entre ellos el concepto del amor que tenga cada uno, la importancia que de a la fidelidad dentro de las relaciones las necesidades a cubrir. Probablemente no exista una respuesta absoluta. Si no se trata de meras relaciones sexuales ni del clásico esquema pareja/amante, es posible que estemos ante un doble enamoramiento con las consecuencias complicadas e imprevisibles que se pueden derivar de esta situación. ¿Qué hacer si eso sucede y cómo plantearlo?
Honestidad brutal
Haciendo honor al famoso disco de Andrés Calamaro, el primer requisito para llevar una relación a dos bandas con dignidad y minimizando los daños, es ser honesta con todas las partes implicadas. Decir la verdad no es siempre fácil y menos en determinadas circunstancias, pero hay momentos en los que es imprescindible, por muy doloroso que resulte. Es conveniente abordar estos asuntos con la mayor delicadeza posible, teniendo en cuenta no herir más de lo necesario lo sentimientos de los demás y sobre todo, no frivolizar en ningún momento.
Llegar a un acuerdo
Una vez aclarada la situación a todas las partes implicadas, es indispensable llegar a algún tipo de acuerdo. La persona que está entre las dos relaciones es quién deberá afrontar el riesgo de que una de las dos partes se sienta herida y traicionada y no quiera continuar con la relación. Es una opción legítima y comprensible que debe ser respetada.
Si por el contrario, las tres personas implicadas en el triángulo deciden seguir adelante, será muy positivo que establezcan unas normas de respeto y que se atengan a ellas. Es prácticamente imposible que la persona que mantiene dos relaciones se implique de igual manera en las dos, por lo que es importante manejar la situación con mano izquierda para que no aparezcan los celos y los reproches.
Elegir
También se puede dar la opción, y de hecho es muy usual, que una de las partes imponga un ultimátum. Dicho de otro modo, que obligue a elegir. Si este es el caso, habrá que tomar una decisión firme y muy meditada y sobre todo, mantenerla. No es aceptable pasar de una decisión a otra caprichosamente ni jugar con los sentimientos de las otras dos partes. Esta decisión es importante, a menudo vital y debe tomarse desde la serenidad, sin presiones de ningún tipo y haciendo gala de la mayor madurez posible. Hay que hacerse a la idea de que muy raramente es posible mantener durante un período de tiempo muy largo una relación a dos bandas. Normalmente, tarde o temprano, hay que elegir.
Consejos a tener en cuenta
Evita, en la medida de lo posible mantener relaciones paralelas a menos que todas las partes implicadas estén de acuerdo.
Sé sincera desde el principio, evitarás malos entendidos y muchos problemas.
No utilices a una de las partes del triángulo para herir a la otra o provocar celos. Es un juego peligroso y muy inmaduro que puede traer consecuencias muy negativas.
Si llegado el momento, te toca elegir hazlo con calma y no dejes que nadie ni nada te presione. Piensa que tu felicidad está en juego.
Ten siempre muy en cuenta los sentimientos de las otras personas.