Si estamos pensando en algún destino para un fin de semana, o incluso planificando ya algunas pequeñas vacaciones como las de Semana Santa, una buena elección es escoger la Costa Brava catalana, cuya belleza paisajística se suma a una gran oferta cultural y de ocio, por lo cual es un lugar apropiado para visitar en cualquier época del año. Una de las zonas que debemos visitar casi obligatoriamente si hasta allí vamos, por sus impactantes parajes, es la del Cabo de Creus, en la hermosa comarca del Alt Empordà. Y, en dicho espacio, declarado Parque Natural, no debemos tampoco dejar de acercarnos hasta una de las localidades con más encanto de la comunidad, Cadaqués.
Cadaqués es un pequeño y pintoresco pueblo marinero cuyas blancas casitas casi tocan las tranquilas y limpias aguas mediterráneas, una localidad que, a pesar de ser un gran punto de interés turístico y que, de hecho, vive de este sector, no ha caído en el error de tantos municipios de nuestro país, y ha sabido compaginar este hecho con la preservación de su medio ambiente y del mismo pueblo, que tiene hoy en día aún todo el atractivo de antaño.
Es una típica localidad medieval, con sus estrechas calles pavimentadas con piedras procedentes del mar y paredes blancas, en las cuales se encuentran actualmente un gran número de pequeñas tiendas y comercios de artesanía, donde encontraremos mil artículos vistosos, como bisutería o camisetas.
Su Iglesia Parroquial, que está consagrada a Santa María, se ha convertido en todo un icono para el municipio, y su silueta ha terminado por representar al pueblo.
Si la localidad es de una belleza fuera de lo corriente, su litoral no lo es menos, siendo famoso por su gran número de pequeñas calitas, muchas de ellas muy solitarias al no tenerse acceso en coche hasta las mismas.
Una de estas calas es la de Port-Lligat, el hermoso lugar donde vivió Salvador Dalí, antiguamente la base de los pescadores de Cadaqués, que amarraban allí sus barcas, cosa que muchos no han dejado todavía de hacer.
Es muy aconsejable, si se tiene la oportunidad de hacerlo, darse una vuelta en barca por el litoral que abarca toda la zona del Cabo de Creus, que nos va a dejar maravillados al observar el efecto de los siglos y de la erosión de las aguas sobre las rocas, algunas de ellas completamente agujereadas, y que convierte el espacio en un lugar muy particular. Mucho mejor aún si el paseo tiene lugar al atardecer, porque creed que jamás vais a olvidar los escenarios que contemplaréis.